Figura del ballet de Alemania debuta en el Teatro Municipal
Mujeres. Siempre fueron las protagonistas absolutas de la vieja, clásica y venerable versión de Natalia Makarova que durante años circuló por el orbe y que fue estrenada en el American Ballet. La misma coreografía de la bailarina rusa fue por bastante tiempo el estándar del Teatro Municipal, hasta que en el 2009 Luis Ortigoza propuso un nuevo concepto. “Uno en donde los hombres tengan más protagonismo, con más danzas para ellos”, dice.
Esta versión es la que retorna desde mañana al Teatro Municipal de Santiago y que se presenta hasta este sábado 21 de abril. Con música del austríaco Ludwig Minkus (1826-1917) y diseños de Pablo Núñez, La bayadera es una historia ambientada en la India. Por esta razón exige una gran cantidad de decorados, trajes exóticos y bailarines sobre el escenario.
La obra se inspira en relatos clásicos de la India y describe la relación de amor entre una bailarina de la corte (la bayadera del título) y un guerrero de nombre Solor. Para desgracia de la bayadera, el rajá desea que Solor se case con su propia hija. “A pesar de que es una obra exótica y donde hay reyes, tiene un poco más los pies en la tierra. Me refiero a que no es un cuento de hadas como El lago de los cisnes o La bella durmiente, y eso nos da más libertad de trabajo”, explica Ortigoza, quien además de dirigir la producción tiene el rol de Solor.
A pesar de las modificaciones de Ortigoza, donde el rol del hombre logra algo más de importancia, La bayade- del ballet son siempre a las 19 horas, con precios de $ 2 mil a $ 46 mil. Toca la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por José Luis Domínguez. Los otros ballets del año son La fierecilla domada, La bella durmiente, Drácula 2012 y Cascanueces. ra sigue siendo una pieza donde la mujer es la gran protagonista. En esta ocasión, el rol de Nikiya -la bayadera- es para la rusa Anna Osadcenko, la primera bailarina del Ballet de Stuttgart y una de las figuras emergentes de la danza mundial.
Según Marcia Haydée, directora del Ballet de Santiago, Anna Osadcenko tiene en el campo del ballet un perfil perfectamente comparable al de Plácido Domingo en la ópera. A pesar de contar con un gran repertorio a sus espaldas, has- ta el momento, Osadcenko no había tenido la oportunidad de hacer La bayadera. “Ningún ballet es fácil, nunca. Siempre hay sufrimientro y esfuerzo. Siempre hay dificultades. Pero la recompensa de lograr una gran actuación es una de las mejores sensaciones que se puede t e ner. Y e s magnífico poder debutar con este ballet aquí, en el Teatro Municipal. En rigor, hacer La bayadera fue siempre un sueño”, dice Osadcenko.
Formada en Rusia y luego en la escuela en Stuttgart, Alemania, Osadcenko lleva en su sangre artística elementos de ambas escuelas. “La educación en Rusia es dura, sin lágrimas, sin quejas: ‘Si quieres hacerlo bien, tienes que pasar por esto’, te dicen. En Alemania, en cambio, cuidan más de ti, atienden a tus peticiones y tu estado emocional. Es muy dif e r e nt e , más c o r d i a l . E n cierto sentido, fue mejor pasar primero por la escuela rusa. Te preparas mejor para lo que viene”, dice Osadcenko. Junto a ella, también destacan en la producción Andreza Randisek y Natalia Berríos.