La Tercera

Los nuevos oficios en tiempos de crisis en Venezuela

En medio de la escasez que reina en el país, se ha ampliado la red de comercio clandestin­o, lo que ha generado nuevas “profesione­s”: venezolano­s que cobran por guardar puestos en las largas filas, el comprador de productos y contraband­istas de alimentos,

- Por María Paz Salas

transaccio­nes, que se realizan al margen de los controles del gobierno, son cada día más populares y también necesarias.

El desabastec­imiento s e ha acentuado progresiva­mente desde que el gobierno de Hugo Chávez aplicó controles a los precios en 2003. Venezuela sufre la escasez de casi un tercio de los bienes básicos, una inflación de 64% en 2014 y una recesión económica que no tiene muy buen pronóstico. Para un país que obtiene el 95% de sus divisas del crudo, la abrupta caída del petróleo y los pocos resultados de la gira del Presidente Nicolás Maduro por los países de la Opep, sólo han servido para agravar la situación.

Como Krisbell, hay “coleros” que cobran por los alimentos que compran y el tiempo invertido. Otros, en cambio, sólo “guardan puestos” en las largas colas y cobran por eso. Varios dueños de restaurant­es ya tienen dentro de su staff un “colero” que se dedica exclusivam­ente a suplirles de los productos necesarios para sus menús.

Según contó a La Tercera el historiado­r Alvaro Graterol, de la Universida­d Central de Venezuela, en los supermerca­dos y comercios se producen dos filas. La primera es para adquirir los productos que están en escasez: leche, harina, azúcar, café y pañales. La segunda es para cualquier tipo de productos y en general no hay que esperar para eso. Pero para los productos que son escasos hay que ser pacientes: hasta nueve horas es necesario pasar dentro de una serpentean­te fila que muchas veces rodea las cuadras de los comercios.

Los bachaquero­s

Además de los coleros, que compran para sus propios clientes, o simplement­e guardan puestos en las filas, están los bachaquero­s. Estos contraband­istas de comida compran sólo los productos que más escasean y luego los venden al triple o más de su valor en el mercado negro.

Operan con mayor intensidad en el estado de Zulia, que por ser fronterizo, es más propenso al contraband­o, ya que los productos son revendidos en el centro de Maracaibo o son llevados como contraband­o hacia Maicao, en Colombia.

Los dueños de los supermerca­dos tienen que lidiar no sólo con la molestia de los clientes por las interminab­les filas, sino que también con los bachaquero­s, que de manera organizada arrasan con el stock de productos básicos, para lucrar.

“Aquí lo que llega lo arrastran de una vez, luego lo venden afuera”, comentó a La Tercera la gerente de uno de l os supermerca­dos Centro 99 de Maracaibo, quien no quiso exponer su nombre y que explicó que estos trabajan en grupos grandes. “A veces hay familias completas involucrad­as”, comenta.

“Lo peor es el comportami­ento del cliente, insultan a los trabajador­es. Es horrible, estresante se queda poco. Agreden a los trabajador­es porque estos no pueden garantizar­le su compra. Ya nadie quiere trabajar en supermerca­dos”, s o s t i e ne l a g e r e nt e d e l Centro 99.

“Aquí (en Caracas) ya hay presencia de grupos antimotine­s cuando llega la mercancía. En Altamaria tienen, varios días, grupos de 50 o más militares en la plaza a manera preventiva”, acota Graterol.

El historiado­r también explica que las clases bajas son las más perjudicad­as con la escasez. “Los estratos medios pueden acudir a los bachaquero­s o siempre tienen algún contacto que los ayude a conseguir los casi inexistent­es desodorant­es, afeitadore­s y demás. Los más pudientes no tienen este problema en ningún momento. Simplement­e exportan o ponen a sus empleados a hacer la cola por ellos”, concluye.

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