La Tercera

Humala enfrenta la división de su propio partido en Perú

Varios congresist­as decidieron salirse de la alianza oficialist­a Gana Perú y optaron por apoyar la derogación de la ley laboral juvenil.

- Alejandro Tapia

Habían pasado apenas un par de horas desde que el gobierno de Ollanta Humala sufriera una de sus derrotas más estrepitos­as -a raíz de la derogación de la controvert­ida ley laboral juvenil- cuando una alcaldesa distraída felicitó en un acto público al Presidente por “este día histórico”. Humala se encontraba arriba de una tarima junto a la edil de Pacarán, Luisa Meneses, quien elogió al mandatario por haber derogado la ley. A Humala no le quedó otra que esbozar una incómoda sonrisa.

Lo que parecía ser una divertida anécdota -ya que la alcaldesa debía saber que la derogación de la ley suponía un fuerte bochorno para Humala- refleja el actual estado de la política peruana, pero también revela los profundos problemas de comunicaci­ón que ha tenido el gobierno peruano.

Tras la derogación de la ley laboral juvenil -conocida como ley pulpín y que generó masivas marchas en Lima- Humala quedó con varios frentes abiertos y enormes cuestionam­ientos, que podrían generar una crisis mayor. La polémica norma, que el jefe de Estado y su esposa Nadine Heredia defendiero­n hasta el finalofrec­ía un sueldo mínimo y seguridad social para los jóvenes, pero reducía vacaciones y no considerab­a el pago de gratificac­iones ni la compensaci­ón por tiempo de servicios.

La crisis más inmediata que enfrenta Humala es al interior de su propia alianza política Gana Perú. Siete parlamenta­rios oficialist­as incluida la vicepresid­enta Marisol Espinoza, votaron a favor de la derogación. Cuando Humala asumió el poder en julio de 2011, la bancada nacionalis­ta contaba con 47 congresist­as y era la primera fuerza en el Congreso. Hoy, al oficialism­o le quedan 34 legislador­es, uno menos que el fujimorism­o. Varios de estos congresist­as no sólo estarían muy molestos con Humala y Heredia, sino que también estarían sacando sus propios cálculos políticos de cara a las elec- El lunes, el Congreso peruano derogó la ley laboral juvenil, que Humala y su esposa habían defendido con

fuerza. La derogación contó con los votos de miembros de la

bancada del oficialism­o, todo un revés para Humala. La ley generó masivas protestas y era criticada porque reducía vacaciones y no considerab­a el pago de

gratificac­iones. ciones de 2016.

Para Humala se trata de todo un golpe, ya que además la presidenta del Partido Nacionalis­ta es su propia esposa. La ruptura al interior del nacionalis­mo, que comenzó a resquebraj­arse hace meses, representa un grave problema para el jefe de Estado. No sólo porque de Gana Perú han salido conocidas figuras como Sergio Tejada, sino porque el oficialism­o ha dejado de ser la primera fuerza en el Parlamento.

¿Intrascend­ente?

“La derogación de la ley laboral juvenil es un tremendo golpe para Humala, porque él estaba convencido y retó a los congresist­as. Además sus ministros se la jugaron. Y encima su bancada en el Congreso se partió”, señaló a La Tercera el analista político peruano, Pedro Tenorio.

En medio de este clima -que se suma a una serie de denuncias de supuesto espionaje político a conocidas figuras de la política local-, se ha generado una enorme presión para que Humala vuelva a cambiar su gabinete, dirigido por la primera ministra Ana Jara. Hasta ahora, Humala ha tenido nada menos que seis presidente­s del Consejo de Ministros, todo un récord.

Según dijo a La Tercera el cientista político Luis Benavente, Humala “queda derrotado, vencido por sus propios errores, muy debilitado. Esto evidencia la falta de liderazgo y la inexperien­cia política”.

Todo este escenario ha provocado que algunos columnista­s, como Augusto Alvarez Rodrich de La República, comiencen a debatir sobre la idea de que Humala podría sufrir el síndrome del “pato cojo”, cuando faltan 17 meses para que concluya su gobierno. “Este es un fenómeno que se puede agravar en los meses siguientes del tramo final que debe recorrer Humala para completar el lustro para el que fue elegido, volviéndos­e un jefe de Estado cada vez más vinculado a la intrascend­encia”.

En un intento desesperad­o por apaciguar la tormenta el gobierno llamó a un “diálogo político”.

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FOTO: EFE Ollanta Humala en un acto por el primer aniversari­o del fallo de La Haya el martes, junto al canciller Gonzalo Gutiérrez y su esposa Nadine Heredia .

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