¿“Cuerdas separadas” con Bolivia?
EN EL marco de la reciente cumbre de la Celac en Costa Rica, que tuvo lugar la semana pasada, los presidentes de Chile y Bolivia sostuvieron un inesperado encuentro bilateral a puertas cerradas. En la breve reunión, ambos mandatarios analizaron la posibilidad de reponer la agenda bilateral de trece puntos, excluyendo lo relativo a una salida soberana al mar.
Si bien es positivo que ambos países busquen profundizar sus vínculos diplomáticos y trabajen en una agenda de mayor integración, la idea de restaurar la agenda de los 13 puntos —que fue suscrita en 2007, pero posteriormente congelada a raíz de las tensiones por la salida soberana al mar que demanda Bolivia— es un paso que debe ser cuidadosamente analizado. Puesto que el país altiplánico decidió radicar su pretensión en la Corte Internacional de Justicia, La Paz optó por un camino de hostilidad hacia Chile, el cual ha sido profundizado por el gobierno de Evo Morales, quien en reiteradas ocasiones ha lanzado duras descalificaciones hacia nuestro país y su política exterior.
Sería un camino equivocado transitar por la vía de las “cuerdas separadas” —la experiencia con Perú resulta ilustrativa, precisamente cuando tenía lugar la demanda de Lima ante la Corte Internacional— y aislar el tema de La Haya del resto de la agenda bilateral, pues ello daría una señal equívoca en cuanto a la normalidad de las relaciones con Bolivia, las que precisamente se han visto tensionadas por el escalamiento que ha hecho el país altilplánico de sus pretensiones. La Paz debe asumir las consencuencias de su actitud, y cualquier vía de entendimiento pasa por volver a encauzar este tema en el marco de la bilateralidad y el pleno respeto por parte de Bolivia a la institucionalidad de los tratados.