Kobane reducida a ruinas tras el fin de cuatro meses de asedio yihadista
La ciudad siria que desde septiembre soportó el ataque del Estado Islámico, se encuentra ahora bajo control de los kurdos. Kobane se convirtió en escenario de sangrientos enfrentamientos y en epicentro de una batalla emblemática para el EI. Los yihadistas
Al final de la Plaza de la Libertad, en el centro de Kobane, uno es testigo del costo que implicó enfrentar al Estado Islámico (EI) y es aleccionador. Al mirar al este, la devastación es casi completa. Cada edificio, casa, negocio y calle están en ruinas.
En una pared, sobre un devastado teatro del centro cultural de la ciudad, Abu Tarab, un francotirador del EI, escribió en árabe una promesa para el pueblo: “Sangre, sangre, decapitación, destrucción”. El EI cumplió en parte su promesa: Kobane está destruida, pero no está derrotada.
La última palabra la tienen los kurdos. Bajo el grafiti del EI, un combatiente escribió: “Kobane es el patio del Estado Islámico”.
Unos metros más allá, los cuerpos de tres combatientes del EI se descomponen al lado de un cráter dejado por un ataque de la coalición. La fuerza de éste los hizo pedazos, incluso, un cráneo yace en una alcantarilla.
Durante meses se enfrentaron los yihadistas del EI contra los kurdos y aún hay muchos peligros acá. Al recorrer el pueblo se ven grandes morteros de acero oxidándose en las calles. El Estado Islámico se puede haber ido, pero no es seguro aún para que las personas vuelvan.
Son los kurdos los que quedaron de pie y algunos tienen trofeos de la batalla. Conocí a un combatiente que de forma orgullosa saca de su chaqueta la bandera del EI. Me cuenta que los yihadistas usaron autos cargados con explosivos para atacar los puntos de control. Más de 40 autobombas en total, “eso es más que lo que utilizaron en Mosul”, dice otro hombre.
Desde esa misma ciudad iraquí, los milicianos trajeron armamento, artillería y tanques, para pelear acá. Cientos de kurdos murieron en los enfrentamientos, pero más de mil combatientes del EI murieron también.
La mayoría de la gente abandonó Kobane. Los que se quedaron se escondieron de los francotiradores del EI.
Durante los enfrentamien-
En septiembre, los yihadistas iniciaron el asedio a Kobane. En octubre se tomaron 350 pueblos kurdos.
A fines de octubre, combatientes kurdos
entraron a Kobane, ayudados por fuerzas de
la coalición.
El 30 de enero, los combatientes kurdos reconquistaron la ciudad.
Lo enfrentamientos dejaron al menos 1.800
muertos. tos, pese al frío y la oscuridad, Rahima, sus 12 hijos y nietos no abandonaron la ciudad. “Enfrentamos problemas”, dice. “Pasamos hambre, sed, pero no somos distintos a otros combatientes. Ellos se quedaron, nosotros nos quedamos, estábamos en un subterráneo, cuando ellos tenían comida la compartían con nosotros. Fue difícil, pero gracias a Dios, sabíamos que ganaríamos”, agrega.
Su nieta Leyla de 12 años, responde orgullosa cuando se le pregunta si tenía miedo: “Aquellos que no han visto el infierno que ocurrió acá, lo verán ahora”. “Los funcionarios kurdos no nos abandonaron, vamos al colegio ahora. Estamos muy felices, porque podremos volver a nuestro pueblo. Ellos liberaron nuestras tierras”, añadió.
En el pueblo y en lo que queda de sus calles hay ahora silencio, sólo se escuchan disparos ocasionalmente, lo que demuestra que Kobane está en paz. Pero sacar al Estado Islámico tuvo un costo tremendo. Cientos de ataques de la coalición aplanaron casi todo el pueblo. Y el EI no se fue lejos, porque están a menos de ocho kilómetros de acá. Así que mientras Kobane fue liberado, la lucha contra los militantes continúa.
Hacia el oeste, entre los edificios que alguna vez estaban bajo construcción, se encuentra un cementerio para los mártires kurdos. Hay flo-