Un nuevo paso
EL ACUERDO de Unión Civil (AUC) aprobado en el Congreso es un paso significativo en la igualdad de derechos, la protección de las personas y nuestra convivencia como comunidad. Esta legislación se enmarca en otros hitos significativos de nuestra sociedad, como el fin de la diferenciación entre hijos legítimos y naturales, o la ley antidiscriminación. He tenido el privilegio de participar activamente en cada uno de ellos. Junto al Presidente Aylwin firmé el proyecto de filiación, y luego, siendo Presidenta de la Comision de Constitucion, Legislacion y Justicia, puse en tabla la Ley Zamudio y el AUC.
Como senadora, y con la ayuda de expertos civilistas, tuve la oportunidad de formular planteamientos e indicaciones que contribuyeron a dar forma a la legislación que tendremos. Establecer al Registro Civil como la sede para suscribir este contrato, la constitución de un estado civil a partir de este acto, el parentesco por afinidad que se constituye con los consanguíneos del conviviente, el desarrollo de los efectos patrimoniales de este acto, incluyendo la comunidad de bienes, la competencia de los tribunales de familia, entre otros elementos característicos de esta figura, quedaron planteados como indicaciones.
A mi juicio, la esencia de esta legislación no se circunscribe sólo a la posibilidad que se otorga a parejas homosexuales de un marco legal protector, sino también a la necesidad de que parejas de toda naturaleza cuenten con el reconocimiento de la ley a su convivencia y los derechos y obligaciones que de ella derivan.
En Chile hay más de un millón de parejas en convivencia. Casi el 70% de los niños nacen fuera del matrimonio, lo que refleja la necesidad de establecer el AUC para parejas heterosexuales y homosexuales.
Las miles de familias que por opción personal han optado por la convivencia requieren de un respaldo legal sobre el cual establecer sus relaciones personales y patrimoniales, y el legislador debe responder a ello. Se trata de sus derechos en materia de acceso a la salud, a la previsión, a la herencia, y otros beneficios sociales. Ahora que esta legislación se concretó, es de toda justicia reconocer el incansable trabajo que realizó el Movilh, encabezado por Rolando Jiménez, para impulsar esta regulación. También el aporte que Iguales realizó en sus inicios a través de Pablo Simonetti y posteriormente con Luis Larraín. Pero por cierto, esta ley hará justicia con miles de parejas del mismo sexo, que reunidas en torno a lazos afectivos, de cuidado común y de proyecto de vida, no son reconocidas por nuestra legislación en ningún aspecto significativo. Esta situación los deja desprotegidos, vulnerables y contribuye a la discriminación que viven cotidianamente en nuestra vida social.
Nuestra sociedad debe dar los pasos y remover las barreras. El reconocimiento del otro como titular de dignidad y derechos es la base de nuestra convivencia comunitaria. El Acuerdo de Unión Civil es un paso en el sentido correcto para construir un Chile más justo y generoso. El Acuerdo de Unión Civil hará justicia con las parejas del mismo sexo, que reunidas por lazos afectivos, no son reconocidas por nuestra legislación.