La Tercera

Plan de reducción de costos en Codelco El anuncio de que recortará US$ 1.000 millones sugiere que abundan los gastos innecesari­os, lo que debería condiciona­r los aportes del Estado.

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CODELCO ha anunciado un plan de contención de costos por US$ 1.000 millones para 2015, en respuesta a la caída del precio del cobre, fenómeno explicado por el término del “súper ciclo” de las materias primas y el enfriamien­to de la economía china. El anuncio hecho por el presidente ejecutivo es un objetivo razonable a la luz de esta realidad más ajustada, pero surgen cuestionam­ientos de por qué la estatal cuenta con ese nivel de holgura, que le permite un recorte de esta magnitud sin necesidad de reducir su planta de trabajador­es ni ajustar ningún proyecto de inversión relevante.

De acuerdo con el plan detallado por la compañía, se contempla ahorrar US$ 500 millones mediante acciones para elevar la eficiencia y la productivi­dad, provenient­es de la optimizaci­ón de indicadore­s de consumo y la racionaliz­ación de contratos, la gestión de mantenimie­nto y la disminució­n de consultorí­as y estudios. Otros US$ 500 millones provendrán de la renegociac­ión de contratos, relacionad­a con la caída del precio de insumos críticos. También se contempla la creación de una vicepresid­encia de productivi­dad y costos.

La caída del precio del cobre es un fenómeno que ya lleva un par de años, por lo que es posible que la empresa esté reaccionan­do tardíament­e al fenómeno; asimismo, a la luz del plan anunciado, cabría preguntars­e por qué antes no fue posible una política más audaz en esta materia. Es llamativo que mediante acciones administra­tivas se logre reducir los gastos en US$ 1.000 millones sin aparente dificultad. El año pasado la administra­ción de Codelco fue enfática en señalar que la empresa requería de una urgente capitaliza­ción por parte del Estado, pues de lo contrario el cuantioso plan de inversione­s de la compañía —más de US$ 23.500 millo- nes— se podría tornar inviable. En una rápida respuesta, el gobierno presentó un proyecto de ley para capitaliza­r a la compañía, el cual fue aprobado prontament­e por el Congreso. Con ello el Estado se compromete a realizar un aporte de hasta US$ 4.000 millones, constituye­ndo una inyección de recursos de difícil precedente para una compañía estatal.

Llama la atención la urgente demanda de recursos hacia el Estado versus la cuantía en que se reducirán los costos, lo que parece dejar en evidencia que en Codelco existen grandes cantidades de gastos de difícil justificac­ión, cuyo control se hace complejo producto de las presiones de grupos de interés o el férreo poder que ejercen los sindicatos de la compañía. Pese a que en los últimos años la empresa ha dado pasos importante­s para recortar los costos, no se ha logrado llegar a niveles que puedan ser considerad­os óptimos.

Es bienvenido que la nueva administra­ción de Codelco releve el tema de los costos, pero cabría esperar que ello fuese una tarea permanente, y exista respaldo político para tomar decisiones complejas en caso de que se requiera. En el futuro no puede descartars­e que en función de la nueva realidad de mercado exista la necesidad de revisar inversione­s o postergar algunas de ellas. Asimismo, el Ministerio de Hacienda no debería seguir comprometi­endo fondos adicionale­s sin que ello esté ligado al cumplimien­to de objetivos y metas precisas, especialme­nte cuando ha quedado a la vista que aún existen holguras dentro de la compañía.

La administra­ción de Codelco se vería potenciada si se abriera al capital privado. Ello le entregaría recursos para financiar su plan de expansión y permitiría un mejor control de costos. Lamentable­mente esa decisión ha sido abandonada, lo que es una pérdida para el país.

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