Expertos llaman a evitar el colapso de aeropuertos tras nueva ampliación de AMB
Según Copsa, cláusula que permite ampliaciones, antes de superar la demanda, es la “adecuada”.
Para los entendidos en infraestructura aeroportuaria y sistema de concesiones, la realidad del aeropuerto Arturo Merino Benítez (AMB) debe ser motivo de aprendizaje para el sistema, sobre todo en lo que se refiere a la demanda de pasajeros.
Este terminal fue diseñado para recibir nueve millones de viajeros, pero antes que concluyera la concesión, en septiembre de este año, tuvo que ampliarse para 17 millones en 2011. Pero el año pasado el número de pasajeros transportados casi sobrepasó esa cifra. De hecho, según datos de Copsa, gremio que agrupa a los concesionarios, los vuelos nacionales que llegan al terminal de Santiago crecen un 10,4% al año, mientras que los internacionales lo hacen a un 5,7%, en un promedio establecido entre 1998 y 2014.
El ingeniero de la UDP Louis De Grange comentó que las “Nos interesa el desarrollo de la industria, sin perjuicio que algún integrante de Copsa no haya ganado” cifras, “sirven de dato para las autoridades, ya que más temprano que tarde, se va a duplicar la demanda y se hace necesario un diseño para adelantarse a este escenario”.
Agregó que “hay que fortalecer el sistema de concesiones dentro del MOP y estudiar las atribuciones de la DGAC, que puede, entre otras, tener comisiones por el uso de las pistas”.
El economista y consejero de Consejo de Políticas de Infraestructuras, Alvaro González, apuntó a la cercanía del aeropuerto con la ciudad. “Hace mucho rato que se ha venido estudiando un emplazamiento alternativo a AMB. En algún momento, no ahora porque aunque la demanda es creciente, todavía no se compara con los grande aeropuertos del mundo, tendremos que generar algún tipo de diversificación”, dijo.
Por su parte Juan Eduardo Saldivia, presidente de Copsa, señaló que se necesitarán terminales en el país “con capacidades internacionales, pero eso pasa por las decisiones que tomen las líneas aéreas”.
Saldivia destacó el incentivo que se aplicó a las bases de licitación del aeropuerto AMB, de generar inversiones y ampliar la capacidad del terminal en la medida que se vaya acercando a la demanda esperada. Así podría pasar de un tránsito de 30 millones de pasajeros a 45 millones.
“Nos interesa el prestigio de la industria y muchas veces la obra queda chica y el que sufre la increpación del público es el concesionario. Que el Estado haya definido un mecanismo que asegure las inversiones si se sobrepasa las condiciones de demanda, nos parece un instrumento extraordinariamente adecuado”, agregó.