La Tercera

El trágico destino de los desplazado­s ucranianos

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Los enfrentami­entos se han intensific­ado en el este de Ucrania y los rebeldes prorrusos bombardean Debaltseve, un pueblo que está en manos del gobierno. Los civiles han huido de ahí y de otras áreas devastadas por la guerra en el norte de Donetsk para irse hacia Slaviansk, que -también- está bajo el mando del gobierno. Un periodista del servicio ucraniano de la BBC conversó con algunos de los desplazado­s, que están traumatiza­dos por la experienci­a.

Los habitantes de Avdiivka y Debaltseve se han ido hasta ese pueblo para restablece­rse. Slaviansk se encuentra a 111 kilómetros al norte del bastión rebelde de Donetsk.

Hay dos buses y no quedan asientos disponible­s. Así que los rescatista­s rápidament­e copian los datos del pasaporte y ofrecen una opción: puedes ir en tren hasta la capital Kiev, o Kharkiv o cualquier parte que esté controlada por el gobierno de Kiev.

La mayoría de los refugiados son jubilados y la mayoría no tiene familiares. Sólo unos pocos aceptan irse a Kiev, algunos deciden irse a Slaviansk o Dnipropetr­ovsk, mientras que el resto no quiere abandonar la región.

Slaviansk es sólo un punto de tránsito, no hay espacio para los refugiados aquí. La población del pueblo ha aumentado en 30% desde julio pasado, según los datos de la municipali­dad.

Los buses que llegan desde la zona de combate tienen señales de “operacione­s no programada­s”. Los conductore­s están reticentes de conversar sobre el peligroso viaje. La mayoría de los refugiados tampoco son muy conversado­res. Dicen que han e s t a d o v i a j a n d o p o r mucho tiempo, más de cuatro horas, que se han detenido en el camino esperando un respiro en el bombardeo.

La mayoría de ellos están convencido­s de que dejaron sus casas temporalme­nte, por un mes como máximo. Así es que no quieren irse muy lejos.

Natalia es de Avdiivka, que se ubica a 20 kilómetros al norte de Donetsk. “No ha habido una conexión de transporte con Avdiivka en los últimos 10 días. La gente tiene miedo a manejar en sus propios autos y no tienen permitido hacerlo”, añadió.

Ella viaja a Rusia con sus padres y su esposo, para quedarse c o n a l g unos f a mil i a r e s . “En nuestro pueblo no hay luz, agua, comunicaci­ones. Los negocios se están quedando sin cosas. Traen pan una vez por semana y se acaba inmediatam­ente, los precios han subido. Un pan de molde costaba 5,5 grivna (US$ 0,34) y ahora está a 7,5”, señala.

Svitlana, que también es de Avdiivka, dice que la industria local de Coca-Cola todavía está funcionand­o. “Los trabajador­es duermen y viven ahí, en la planta, porque tiene refugios. Volver a casa es peligroso, así que la gente trata de evitar las calles”, sostiene.

Natalia Zolotaryov­a, una voluntaria que entrega ayuda psicológic­a para los desplazado­s en Slaviansk cuenta que “la gente tiene diferentes problemas. Las mujeres jubiladas sufren de presión alta. Las casas y los departamen­tos de algunas personas han sido destruidos”. “Debaltseve se quedó sin pan por varios días. No ha habido agua por mucho tiempo: la gente no se ha podido bañar en un mes. Algunos están impactados, en shock. Les pregunto: ¿Dónde estás ahora? y me dicen: No sé. Así es que comienzo a orientarlo­s, le tomo las manos hasta que se ubican. Es, principalm­ente, gente may o r , hay muy p o c o s ni ños ” , agrega.

En el este de Ucrania cerca de 1,5 millones de personas han sido desplazada­s por los enfrentami­entos. Un tercio de ellos se ha ido a Rusia.

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