Tendrá tres semanas de recuperación.
Ariete cruzado sufrió un esguince grado dos y
Minuto 32 en el estadio Elías Figueroa de Valparaíso. Universidad Católica caía por la cuenta mínima frente a Santiago Wanderers y, de pronto, uno de los pilares del once cruzado, Mark González, se desploma gritando. La escena es conocida: el puntero izquierdo se revuelca por la entrada del defensor Oscar Opazo. Sale en camino y no vuelve más.
De esa postal, sólo el susto. “Está bien, tiene un esguince grado dos y estará tres se- manas sin fútbol”, aseguró ayer Andrés Villa, traumatólogo del conjunto precordillerano.
Una alarma que revive temores anteriores, pues durante su carrera deportiva varias lesiones han aquejado a Chico Mark. La primera de gravedad fue la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, sufrida a finales de la temporada 2005, mientras defendía al Albacete. Fue irónico, pues ocurrió justo después de convertir un golazo con la cabeza. Allí estuvo nueve meses sin jugar.
En 2011, mientras militaba en el CSKA de Moscú, comenzaría uno de los períodos más oscuros de su carrera. Primero, una rebelde le- sión en la cadera lo mantuvo intermitente en el gigante soviético durante un año y medio. En total, fueron tres las operaciones a las que se sometió Chico Mark para superar el malestar.
Lo peor llegó al recuperarse. Mientras se ponía a tono con los rusos, un fuerte golpe en el cuádriceps derecho le provocó un síndrome compartimental, que por poco le cuesta la pierna o incluso la vida.
Un esguince que frenó a Mark González. Aunque el ariete no se desanima: “Está tranquilo, de buen ánimo y espera estar lo antes posible de vuelta para jugar”, confesó Villa. Si todo sale bien, volvería en la novena fecha, frente a Cobresal.