La nueva plaza
FINALMENTE se dio a conocer la esperada encuesta Casen, e independiente de las interpretaciones políticas, debemos celebrar que la pobreza ha bajado en nuestro país y que la encuesta incorpora hoy nuevas dimensiones que ayudarán a focalizar programas sociales. Entre estas nuevas dimensiones destaca el llamado equipamiento comunitario y social, que considera al hogar como carente cuando declara que en su barrio o localidad se presentan insuficiencia y/o mal estado de plazas y áreas verdes; infraestructura deportiva, centros comunitarios, lugares de reunión social o recreación, alumbrado público e infraestructura adecuada para personas con discapacidad.
Sorprendentemente, antes que el alumbrado o pavimentación, la dimensión que más carencias presentó en las áreas urbanas de nuestro país fue la de plazas y áreas verdes, con un 28% como primera mención. Esto viene a ratificar un diagnóstico conocido: que la inversión pública en construcción y mantención de áreas verdes, de encuentro y esparcimiento no ha crecido a la par con el desarrollo de nuestras ciudades.
Por otro lado, el programa de gobierno de la Presidenta Bachelet propone terminar con la desigualdad en los bienes públicos para que las personas pertenecientes a grupos vulnerables y de sectores medios puedan disfrutar de un espacio público de calidad, comprometiéndose a la creación del Plan “Chile Area Verde”, que incorpora un ambicioso programa de parques, áreas verdes y mejoramiento de plazas. Este último, que permita generar un alto estándar de calidad material de estos espacios respecto de juegos infantiles, mobiliario, diseño paisajístico, iluminación y rejas de protección, entre otros aspectos.
Para capitalizar esta oportunidad es clave entender que la plaza ha evolu- cionado. Hoy no necesariamente se trata de lugares contemplativos con bandejones arbolados y un orfeón como los del siglo XIX. En las últimas décadas se han incorporado juegos infantiles modulares, máquinas públicas de ejercicio, e incluso equipamiento social vía concesiones. Cualquiera sea el modelo, la clave para el éxito de estas nuevas plazas radicará primero en que incorporen procesos participativos en su diseño y mantención, como los que han desarrollado con éxito la Fundación Mi Parque o la ONG Ciudad Emergente, en los cuales los vecinos son los que informan su diseño, participan de la construcción y se comprometen con su cuidado. Otro factor clave es que las plazas incorporen criterios de prevención situacional, sombra garantizada y accesibilidad universal, de manera que sean seguras y accesibles para todos. Finalmente, es vital activar estas nuevas plazas como lugares de encuentro con la programación de eventos, talleres, teatro, música, ferias, exposiciones, malones y celebraciones debidamente calendarizadas y organizadas por el municipio o los propios vecinos. Incluso podríamos soñar también con iluminar las plazas, no sólo alumbrado, sino también con banda ancha gratuita, de manera que al igual que los cafés del barrio alto, las nuevas plazas congreguen a estudiantes, emprendedores o a quien quiera estar conectado. De seguro que a los pocos minutos de mirar sus pantallas, comenzarán a interactuar, conocerán y compartirán con sus vecinos, dejaremos atrás las barreras de desconfianza y ese déficit urbano que la encuesta plantea. Cualquiera sea el modelo, la clave para el éxito de estas nuevas plazas radicará primero en que incorporen procesos participativos en su diseño y mantención.