La Tercera

Un balance

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El AÑO2014 fue de profundos cambios en la realidad y en la subjetivid­ad nacional. El gobierno logró grandes avances en sus propuestas legislativ­as. Reforma tributaria y educaciona­l aprobadas. Una reforma laboral ingresada a trámite. El Acuerdo de Vida en Pareja y legislació­n del aborto anunciada. Se puede argüir que era lo más fácil porque una mayoría parlamenta­ria se lo permitía. Pero en una coalición sin unidad de contenidos y con proyectos de ley que dejaban mucho que desear con sus improvisac­iones y descuidos, es meritorio haber alineado incluso votos ajenos a la Nueva Mayoría. La Moneda mostró determinac­ión para imponer su agenda tanto a la coalición como al país.

Si hablamos de respaldo ciudadano, 2014 fue un año en pérdida para el gobierno. La Presidenta perdió su mayoría social y tanto la reforma tributaria como la educaciona­l cuentan con importante­s rechazos ciudadanos. Pero no es por descuido. La Presidenta optó por usar sus fuerzas en sacar leyes como el gobierno las quería. Se apostó más a las conviccion­es del liderazgo político que a la opinión mayoritari­a, aprovechan­do la oportunida­d preciosa que entregaba el control del Congreso y de la coalición. Fue considerar posible hacer todo lo que uno quiere aunque no sea de apoyo mayoritari­o, apostando que a futuro la mayoría comprender­á que todo fue para mejor. Como nunca en muchos años el prestigio de la política ha estado más en los suelos; y más en las nubes el liderazgo político para marcar el camino, cueste lo que cueste.

En cambio, si hablamos de economía, el balance es malo. La confianza en sí misma de la economía chilena se derrumbó y con ella la inversión, la creación de buenos empleos, el crecimient­o. Cuando alguien anuncia con trompetas que comenzó la recuperaci­ón porque creceremos en 2015 al 2,5% y no al 1,8% como en 2014, suena algo deprimente. Disputamos los lugares de cola en un continente donde antes disputábam­os los lugares de punta. El Estado anuncia inyectar todos los recursos que pueda para reactivar. Dedicará lo recaudado por una inextricab­le reforma tributaria y mermado por la desacelera­ción, a contrarres­tar los daños innecesari­os que ella misma hizo a la actividad económica.

La educación es de evaluación más larga. En 2015 se comprobará el efecto de la reforma en la vida de la educación particular subvencion­ada. En cambio, en invierno conoceremo­s la verdad sobre la cesantía y las voluntades de invertir. Las autoridade­s han sido prudentes en no cantar victoria con los datos menos desesperan­zadores de fin de año.

Pero todo lo anterior debe ponerse en una balanza con otro hecho relevante de un 2014, que cierra con el caso Penta: el desfondami­ento de la derecha. No se trata de un mero hecho puntual, creo que es un juicio lapidario sobre su identidad desde hace casi medio siglo. De ahora en adelante, más allá de cosas bien o mal hechas y por un tiempo imprevisib­le, lo que ocurra en política pasará principalm­ente por dentro del gobierno, de la Nueva Mayoría y de sus partidos, así como por la relación de ellos con la sociedad. El gobierno ha realizado su programa, apostando que a futuro la mayoría comprender­á que todo fue para mejor. En tanto, la derecha se desfonda.

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