Inmolación de piloto jordano
DESDE QUE alcanzara repercusión internacional hace siete meses con su incursión en Irak y la toma de la ciudad kurda de Mosul, el autodenominado Estado Islámico ha demostrado su ilimitada capacidad para infligir brutales castigos a sus enemigos con el degollamiento a sangre fría -y ante las cámaras- de ciudadanos británicos, estadounidenses, franceses e incluso japoneses. Sin embargo, fue la difusión el martes pasado de un video donde muestra la inmolación de un piloto jordano capturado a fines del año pasado el que marcó un punto de inflexión en los niveles de brutalidad de este grupo yihadista que mantiene el control de amplios territorios en Medio Oriente.
Las imágenes no sólo reiteran la capacidad de esa organización para registrar sus actos con una extraordinaria calidad técnica, usando tecnología HD; además, demuestran una inquietante aptitud para ir escalando en los grados de crueldad y puesta en escena. Si primero degollaban a sus víctimas y luego las inmolan, no es difícil imaginar que su capacidad de violencia se- guirá escalando en el futuro. Y para difundirla no dudan en aprovechar al máximo las redes sociales, pues Internet se ha convertido en su principal instrumento para llevar a cabo su estrategia de propaganda.
Sin embargo, junto con representar un dramático salto en la violencia de sus ejecuciones, la muerte del piloto jordano también puede y debe convertirse en un punto de inflexión ante el avance del movimiento. Ello porque si bien con este cruel acto EI busca disuadir a los países árabes, el efecto ha sido el contrario, en parte por la condena del Islam a la inmolación. Jordania endureció sus bombardeos contra posiciones del grupo y ejecutó a dos yihadistas, y la más prestigiosa institución sunita del mundo, la universidad egipcia Al Azhar, exigió un duro castigo contra “los terroristas del EI”. Detener el avance yihadista es urgente porque su amenaza sobrepasa los límites de Medio Oriente. Por ello, la muerte del piloto jordano ha permitido dar un nuevo impulso a esa lucha.