La Tercera

Cómo sobrevivir a la deriva en el mar

Aguas con apenas 12 grados de temperatur­a, cansancio y un equipo que pesa varios kilos. La Fach prepara a sus cadetes para emergencia­s en océano abierto. Entrenamie­nto partió en piscinas acondicion­adas y finalizó este fin de semana en Quintero, V Región,

- Por Myriam Bustos Verdugo

Agua fría, el peso del traje y el movimiento brusco de las olas. También los nervios. Y, naturalmen­te, el miedo. Ese es el probable escenario que encontrará un piloto de la Fuerza Aérea de Chile en el caso de que su avión se desplome en el océano. Por ello, las técnicas de sobreviven­cia en este medio se transforma­n en herramient­as de extremada importanci­a.

Esta semana, los cadetes de la Escuela de Aviación culminaron su instrucció­n en la denominada “Campaña de superviven­cia en el mar”. Se trata de 102 alumnos que, en promedio, tienen 21 años, de los cuales 14 son mujeres. La consigna es clara: poder mantenerse a flote por largos períodos. Vivos.

En las clases teóricas, los cadetes aprenden cómo resguardar­se en una balsa, recolectar objetos de un siniestro, ahuyentar peces peligrosos e incluso tratar de obtener agua para beber.

“Posteriome­nte, ellos pasan por un proceso de instrucció­n de natación para superviven­cia en circunstan­cias adversas”, dice el teniente Eduardo Venegas, suboficial de instrucció­n de la campaña.

Luego, los alumnos se preparan para diferentes pruebas, partiendo por la postura correcta -algo así como “arqueada” hacia arribapara flotar de espaldas.

El teniente Juan Palavecino, oficial a cargo del curso, destaca que “la misión es darles a los cadetes las herramient­as necesarias”.

Casco y arnés

En una situación de emergencia en el aire, en la que debe ser eyectado del avión, el piloto salta con su paracaídas. Ya en el agua, el peso del equipo dificultar­ía sus maniobras. Por eso, lo primero es aprender a sacarse el arnés. Luego, bajo el agua, concentrad­os, los futuros oficiales deben liberarse del resto del equipo. “Es un procedimie­nto de desamarre del dispositiv­o. El piloto tiene que soltarlo inmediatam­ente”, cuenta Venegas. Tiene 20 segundos para sacarse el casco, abrir el arnés del paracaídas y salir a flote. En el caso de que el paracaídas cayera encima del piloto, “éste debe seguir alguna de las costuras, hasta hallar una malla por la cual se puede salir”, dice Venegas.

El paso dos es aprender a flotar en el océano, de tal manera que el cuerpo no se canse. Durante la instrucció­n, se considera que el cadete pasa la prueba si es que flota de dos a tres minutos. También la apnea: nadar bajo el agua sin respirar durante, al menos, 10 metros. “Ayer no llegué a la meta, pero hoy lo hice, pasé los 11 gracias al instructor, que me motivó”, cuenta Benjamín Merino (20).

Todo esto se entrena primero en piscinas de la Fach. Para Nicole Varela (19) se trata de una experienci­a totalmente nueva. “Me ser- virá a futuro, como oficial. Me costó nadar bajo el agua por tantos metros, pero con perseveran­cia lo pude superar”.

Son 11 los instructor­es que enseñan, vigilan y socorren en el caso de que alguno de los alumnos tenga problemas con una prueba. El trabajo con ellos es esencial y quien supervisa todo lo realizado es el teniente Venegas, quien como suboficial de instrucció­n se encarga de que la educación que reciben los cadetes sea la correcta.

La instrucció­n que los postulante­s realizan es similar a la que se hace en Estados Unidos y Portugal. El teniente Palavecino destaca que “los cursos de sobreviven­cia que se efectúan, por ejemplo en Canadá, son prácticame­nte idénticos a los que realizamos acá. Hemos actualizad­o un par de procedimie­ntos, pero el estándar que usamos en la Fuerza Aérea es el que hay en muchos países desarrolla­dos”.

Finalmente, en una playa de Quintero, V Región, con el agua a una temperatur­a de 12 grados Celsius, este fin de semana los cadetes realizaron la parte final de su instrucció­n, poniendo en práctica las maniobras aprendidas durante la semana que dura el curso.

Allí, en medio del mar, con olas y viento reales, se puso a prueba lo a p r e ndi d o , e n una hi p o t é t i c a emergencia acuática.

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