La Tercera

“Estaba desatado”

Alero estadounid­ense de Colo Colo El goleador prácticame­nte empató solo la final con Castro, brillando en el cuarto juego. LA CLAVE PARA HACER 55 PUNTOS

- Carlos Donoso A.

Suena el pitazo que da por terminado el cuarto duelo de las finales de la Liga Nacional de Básquetbol. Colo Colo acaba de vencer 93-81 a Castro y, tras ganar sus dos partidos como local, obliga a que la serie se alargue hasta el quinto y decisivo partido, que se llevará a cabo en la Isla Grande de Chiloé. Los festejos son totales: parte de la hinchada alba entra a la cancha, y se funde en un abrazo con los jugadores del Cacique. El trabajo está hecho. La meta está cumplida. Los albos están a sólo un juego de volver a levantar la corona, esa que ganaron por última vez en 1996, cuando la competenci­a se conocía como Dimayor.

Este escenario era impensado el viernes pasado, cuando los albos iban 2-0 abajo en la serie. Por eso, tras el pitazo final, todas las miradas se dirigen hacia O’Louis McCullough, el jugador diferente, el hombre gol. Con sus 55 puntos el domingo llevó a Colo Colo a estar a 40 minutos de ganar la liga.

Tras ser coronado como la figura del partido, el medio hermano del astro de la NBA Kevin Garnett se va a las duchas. Tiempo después, con el gimnasio en Maipú donde los albos hacen de local casi vacío, el estadounid­ense, de 32 años y nacido en Carolina del Sur, atiende a La Tercera en la misma cancha, esa en donde más se siente cómodo. Hizo un cuarto partido perfecto… Sólo estoy contento por haber ganado. Teníamos una meta, que era ganar. Es una cosa de orgullo. No se puede vencer en todos los partidos, pero nos rehusábamo­s a perder en casa, frente de nuestro público y darle el trofeo a Castro en nuestro gimnasio. No podíamos permitir eso. ¿Qué esperan encontrars­e en Castro en el juego decisivo? Ya nos hicimos cargo de nuestra tarea en casa. Ahora hay que ir a Castro y encontrar la manera de ganar un partido más. Son difíciles en casa, no han perdido allá, pero eso no me molesta. Cuando pienso en su invicto, me acuerdo de (U. de) Concepción, que tampoco había perdido de local. Fuimos y les ganamos. ¿Qué diferencia­s hubo entre los dos primeros partidos, de visita, y los dos últimos, en casa? Allá perdimos por nuestros propios errores. Y aprendimos de ellos. En casa, nos jugábamos nuestro orgullo, e hicimos un juego inteligent­e. Cuando juntamos esas cosas, nadie en esta liga nos puede ganar. Nuestra meta es ahora traernos el trofeo “Antes del partido, hablé con mi papá. Me estaba sintiendo de una manera especial. Así que lo llamé, y hablamos casi 45 minutos”. “Yo, simplement­e, cumplo mi rol. Otros deben decidir quién es el mejor. No está en mi cabeza preocuparm­e de eso. Sólo quiero ganar”. a Santiago. ¿Qué errores se cometieron allá? Estábamos preocupado­s de muchas cosas, como de quién marcaba a quién, y ese tipo de asuntos. Cuando supimos dejar eso de lado y jugar todos como equipo, no tuvimos problemas. Lamentable­mente, ahora estamos pagando por esos errores, porque creo que deberíamos estar celebrando ya el título. Creo que debimos haber ganado el campeonato el sábado y, si no era el sábado, el domingo, en el cuarto encuentro. Dejamos que los dos partidos en Castro se nos escaparan. ¿Hay alguna razón por la que haya estado tan efectivo y cómodo en el juego 4? Antes del partido, temprano, hablé con mi papá, ya que me estaba sintiendo de una manera especial. Así que lo llamé, y hablamos casi 45 minutos. Se le ve emocionado... Es que no es fácil estar lejos de tu familia, viajar todo el tiempo, y no estar en fechas importante­s con ellos. Soy humano, y necesitaba una de esas conversaci­ones con mi papá, uno de esos momentos padre e hijo... ¿Hay algo que se pueda saber de lo que hablaron? Lo que más rescaté de la conversaci­ón fue cuando me dijo: “Sal a la cancha y diviértete”. ¿Eso hizo para marcar 55 puntos? ¿Divertirse? Siempre me divierto, pero estaba desatado, estaba extremadam­ente feliz, sintiendo la energía del público, que fue extraordin­aria. Pude alimentarm­e de su onda. Simplement­e, estaba en la zona. Supe que hice 55 puntos recién cuando terminó el partido y me lo dijeron. ¿Cuando llegó a Chile, a Colo Colo, pensó en estar en las finales, y cerca de ganarlas? Nadie entrena para perder. Pregún- tale a cualquier atleta, de cualquier deporte: nadie entrena para perder. ¿Cómo es su relación con Terrance Thomas? Son rivales y los más destacados de sus equipos... (Ríe) Si tuviéramos un micrófono durante un partido, y escucharan todo lo que hablamos, se darían cuenta de que no tiene nada que ver con básquetbol. En la cancha, hablamos de todo. ¿Se siente el mejor jugador de la liga? Yo, simplement­e, cumplo mi rol. Dejaré que los medios y los hinchas decidan eso. No está en mi cabeza preocuparm­e de eso. Sólo quiero ganar. No ganamos (Colo Colo) desde 1996, y estamos tratando de hacer historia acá. Cuando esto termine, ¿qué se viene para usted? No sé… Eso está en manos de Dios. ¿Le gustaría volver a Colo Colo? Por supuesto, amo a Colo Colo. Si no puedo volver a Colo Colo, no quiero jugar más en Chile. ¿Cómo ha sido su experienci­a en el país? Amo a Chile, me gustaría tener una casa venir de vacaciones. Si gana en Castro, ¿a quién le dedicará el triunfo? A todos: a mis amigos y mi familia. Todos ellos están antes que yo.

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McCullogh driblea ante Okoye, uno de sus marcadores cuando anotó 55 puntos.

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