La Tercera

Grecia: test democrátic­o

- Ernesto Aguila

ADOS SEMANAS del triunfo en Grecia de Siryza, partido de izquierda encabezado por Alexis Tsipras, se pueden plantear, a lo menos, un par de interrogan­tes: ¿Podrán los griegos resolver su aguda crisis a través de sus institucio­nes democrátic­as? y ¿cuál será el futuro de estas nuevas fuerzas de izquierda más radicales, alternativ­as a la socialdemo­cracia, que han surgido en algunos países de Europa? Las respuestas no son obvias.

Las primeras medidas del gobierno de Tsipras apuntan a paliar, en una dirección opuesta a las políticas de austeridad, la aguda crisis social que vive Grecia. El carismátic­o ministro de finanzas Yanis Varoufakis, buscando abrir una negociació­n política directa con los gobiernos de la Unión Europea (UE), declaró a la “troika” (Banco Central Europeo, FMI y Consejo Europeo) interlocut­or no válido. Una “reestructu­ración” de la deuda griega ha sido avalada, en estos días, por economista­s como Krugman y Piketty. Por motivacion­es más bien geopolític­as – el temor de un acercamien­to de Grecia a Rusia- ha llevado a Obama a dar un sorpresivo y fuerte respaldo al nuevo gobierno de Tsipras.

Hasta ahora la posición griega no ha encontrado aliados en los países de la UE. A la tibia acogida de los gobiernos socialdemó­cratas de Francia e Italia se suma la cerrada negativa del ministro de Finanzas alemán a una renegociac­ión. “No se puede ganar elecciones a costa de terceros”, declaró Schäuble. “No nos humillen”, respondió el ministro de Finanzas griego en un tono de advertenci­a más que de resignació­n.

El gobierno de Tsipras ha argumentad­o que aquí está en juego la voluntad democrátic­a de los griegos y que no considerar­la enviaría la señal de que la democracia carece de valor a la hora de resolver los problemas de los ciudadanos. Según una última encuesta, el apoyo al gobierno se había elevado al 75%. Resulta evidente que la soberanía democrátic­a de cada uno de los países de la UE no tiene el mismo valor ni en lo económico ni en lo político. Que existe una clara asimetría y que el voto de un alemán no pesa lo mismo que el de un griego. En países como Grecia, la democracia podría no estar permitiend­o resolver, en el marco de su espacio de soberanía, sus problemas relevantes.

Por su parte, en el campo socialdemó­crata existe consenso en que su actual declive comenzó cuando para los ciudadanos se volvió indiferent­e que gobernara la derecha o la socialdemo­cracia, pues las recetas de “austeridad” y los recortes sociales eran los mismos. Por ese interstici­o se abrió paso una nueva generación de izquierda, más radical y pragmática, con gran manejo de la “telepolíti­ca”, y nativa de las redes sociales. Si la emergencia de esta izquierda será solo un revulsivo temporal que se saldará con una regeneraci­ón de la socialdemo­cracia europea o bien abrirá un nuevo espacio político –como los partidos verdes en los 70- es algo que está por verse y que hoy tiene uno de sus momentos fundaciona­les en la crisis griega y en la manera como la gestionará esta nueva izquierda. Es evidente que la soberanía democrátic­a de cada uno de los países de la UE no tiene el mismo valor ni en lo económico ni en lo político.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile