Tacos en autopistas
POR ESTOS días se han multiplicado los reclamos en contra de algunas autopistas concesionadas —especialmente aquellas interurbanas—, a raíz de una serie de tacos que en algunos casos han duplicado el tiempo normal de viaje. Un ejemplo de ello se vivió el fin de semana pasado en la Costanera Norte, donde en un tramo había solo una pista habilitada, producto de trabajos de mantención. Ello generó un cuello de botella que alteró la normalidad de quienes viajaban fuera de Santiago o se dirigían al aeropuerto.
El parque automotor en la capital crece cada año a tasas superiores al 5%, y la cantidad de personas que tiene la opción de vacacionar aumenta cada temporada, lo que obviamente supone un uso más intensivo del automóvil. Los cerca de 300 mil vehículos que en época estival de desplazan fuera de la capital hace inevitable que habrá períodos de saturación de las rutas, cuestión que los automovilistas deben asumir. Las autopistas concesionadas están diseñadas para soportar una cier- ta carga de vehículos, por lo que en temporada alta habrá momentos en que operarán al límite de su capacidad. Por ello es discutible la procedencia de exigir a las autopistas “compensaciones” o “rebajas” de peaje cuando hay congestión, pues dichas concesiones no se otorgaron sobre la base de asegurar una cierta velocidad a todo evento, sino para contar con más infraestructura vial que sea financiada por los propios usuarios.
Sin embargo, las concesionarias deben asumir también que los desplazamientos son cada vez mayores y por ello deben procurar que los trabajos de mantención sean planificados sobre la base del buen criterio —el episodio del fin de semana fue ilustrativo de este tipo de desaciertos— y debidamente comunicados a los usuarios. La idea de que en verano circulan muchos menos autos es efectiva, pero dentro del radio urbano. La realidad de las autopistas interurbanas es claramente distinta y por ello los trabajos de reparación deben efectuarse atendiendo a estas nuevas circunstancias.