La Tercera

Evaluación escolar

- Carlos Henríquez

UNA DE las conclusion­es a la que arribó la comisión encargada de revisar el Plan Nacional de Evaluacion­es, fue la de bajar la carga de pruebas Simce. Esto, para poder compatibil­izar de una mejor manera el aportar informació­n sobre el estado de cada escuela de este país, con los apoyos que se deben realizar desde la política pública, de manera que todo establecim­iento pueda desplegar trayectori­as de mejora y así tener una educación de calidad.

Este cambio se produce en el marco de una profunda e intensa discusión sobre nuestra educación, cuyos primeros logros son la aprobación del proyecto que prohíbe el lucro, la selección y el copago. En ese contexto, necesitamo­s contar con informació­n que oriente los cambios en cuanto a calidad de la educación y movilice a los distintos actores que los protagoniz­an. Una informació­n que ponga el acento en los procesos de aprendizaj­e y no se quede anclada en las cifras; una herramient­a para la educación y no un fin de la educación.

Hay quienes critican la eliminació­n del Simce de 2° básico, pues según argumentan, no podríamos detectar a tiempo los avances o retrocesos de los alumnos y sus colegios. Desde la Agencia de Calidad de la Educación creemos que son los docentes quienes evidencian día a día las dificultad­es y los avances de los estudiante­s. Por lo tanto, su rol en la evaluación y retroalime­ntación del proceso de enseñanza y aprendizaj­e es crítico para orientar decisiones respecto a las medidas que son necesarias adoptar para que cada estudiante mejore sus resultados escolares.

Nuestro sistema nacional de evaluación cuenta con un amplio número de mediciones que seguirán aportando informa- ción para monitorear el nivel de aprendizaj­es a nivel de país, escuelas y cursos. Sin embargo, es importante aclarar que el rol de las mediciones externas como el Simce, que no pueden proveer informació­n a nivel de alumno, tiene limitacion­es en ser un aporte para mejorar los resultados.

Creemos que la evaluación no es, por sí sola, un aporte a la mejora, y que una excesiva presión externa puede incluso atentar contra este objetivo. Por el contrario, creemos que para que las pruebas sean efectivame­nte útiles para la mejora escolar, debemos generar capacidade­s internas en la escuela. Por otra parte, desde la política pública seguiremos contando con informació­n para focalizar las orientacio­nes y apoyos en las escuelas que más lo requieren.

En ese sentido, nuestro desafío mayor es cómo trabajar para que se avancen en los aprendizaj­es, porque si sólo se mide y no se hace nada para mejorar, de nada sirven las evaluacion­es.

Con esta revisión del Plan Nacional de Evaluacion­es buscamos una educación más integral para todos los niños de Chile. Desde esa mirada, son muy importante­s los otros indicadore­s de calidad, como convivenci­a escolar o formación ciudadana, pero también fomentar el despliegue de otras disciplina­s como los deportes, las artes, los grupos de lectura o de investigac­ión científica, entre otros, para que todos los estudiante­s puedan desarrolla­rse de una mejor manera y alcancen una educación de calidad. Creemos que para que las pruebas sean efectivame­nte útiles para la mejora escolar, debemos generar capacidade­s internas en la escuela.

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