Evaluación escolar
UNA DE las conclusiones a la que arribó la comisión encargada de revisar el Plan Nacional de Evaluaciones, fue la de bajar la carga de pruebas Simce. Esto, para poder compatibilizar de una mejor manera el aportar información sobre el estado de cada escuela de este país, con los apoyos que se deben realizar desde la política pública, de manera que todo establecimiento pueda desplegar trayectorias de mejora y así tener una educación de calidad.
Este cambio se produce en el marco de una profunda e intensa discusión sobre nuestra educación, cuyos primeros logros son la aprobación del proyecto que prohíbe el lucro, la selección y el copago. En ese contexto, necesitamos contar con información que oriente los cambios en cuanto a calidad de la educación y movilice a los distintos actores que los protagonizan. Una información que ponga el acento en los procesos de aprendizaje y no se quede anclada en las cifras; una herramienta para la educación y no un fin de la educación.
Hay quienes critican la eliminación del Simce de 2° básico, pues según argumentan, no podríamos detectar a tiempo los avances o retrocesos de los alumnos y sus colegios. Desde la Agencia de Calidad de la Educación creemos que son los docentes quienes evidencian día a día las dificultades y los avances de los estudiantes. Por lo tanto, su rol en la evaluación y retroalimentación del proceso de enseñanza y aprendizaje es crítico para orientar decisiones respecto a las medidas que son necesarias adoptar para que cada estudiante mejore sus resultados escolares.
Nuestro sistema nacional de evaluación cuenta con un amplio número de mediciones que seguirán aportando informa- ción para monitorear el nivel de aprendizajes a nivel de país, escuelas y cursos. Sin embargo, es importante aclarar que el rol de las mediciones externas como el Simce, que no pueden proveer información a nivel de alumno, tiene limitaciones en ser un aporte para mejorar los resultados.
Creemos que la evaluación no es, por sí sola, un aporte a la mejora, y que una excesiva presión externa puede incluso atentar contra este objetivo. Por el contrario, creemos que para que las pruebas sean efectivamente útiles para la mejora escolar, debemos generar capacidades internas en la escuela. Por otra parte, desde la política pública seguiremos contando con información para focalizar las orientaciones y apoyos en las escuelas que más lo requieren.
En ese sentido, nuestro desafío mayor es cómo trabajar para que se avancen en los aprendizajes, porque si sólo se mide y no se hace nada para mejorar, de nada sirven las evaluaciones.
Con esta revisión del Plan Nacional de Evaluaciones buscamos una educación más integral para todos los niños de Chile. Desde esa mirada, son muy importantes los otros indicadores de calidad, como convivencia escolar o formación ciudadana, pero también fomentar el despliegue de otras disciplinas como los deportes, las artes, los grupos de lectura o de investigación científica, entre otros, para que todos los estudiantes puedan desarrollarse de una mejor manera y alcancen una educación de calidad. Creemos que para que las pruebas sean efectivamente útiles para la mejora escolar, debemos generar capacidades internas en la escuela.