Detención ilegal de un adolescente-niño
Señor director: La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño establece que ningún menor de 18 años puede ser sometido a torturas o tratos crueles y/o degradantes, ni privado de su libertad arbitrariamente, ya que la detención de un niño se debe realizar conforme a la ley y como medida de último recurso durante el período más breve que proceda.
Por ello resulta alarmante lo acontecido al joven de 16 años cuya detención ciudadana incluyó golpes, patadas, cortarle el pelo y quemarlo con un encendedor, actuación que fue declarada ilegal por el Tribunal de Garantía.
Manifestamos nuestra preocupación, pues más allá de los legítimos intereses de las víctimas, no podemos relativizar los derechos de las personas. Debemos velar porque la ciudadanía comprenda que, independiente del mal que alguien haya causado, eso no lo priva del ejercicio de sus derechos esenciales. A esto se suma que se trata de un menor de 18 años, es decir –en términos de la Convención- de un niño.
El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas definió que castigo corporal es el uso de la fuerza física para causar cierto grado de dolor o malestar, aunque sea leve. Lo que presenciamos, entonces, más que una detención ciudadana, fue una vulneración de derechos.
Esperamos la investigación exhaustiva de los hechos y el reproche social de este tipo de actuaciones. Sólo así demostraremos que en nuestro país, independientemente de las circunstancias, no se tolera el maltrato en contra de niños, niñas y adolescentes. cho plan, decisión que haría viable la operación en virtud de la cual se pidió el crédito. Por eso resultan irrelevantes, tanto penal como políticamente, las críticas formuladas a los involucrados. Señor director: ¿Por qué en vez de seguir excusándose, el gobierno no asume la responsabilidad? Quizás hasta el momento no haya nada de ilegal en la compra de terrenos en Machalí o en el crédito aprobado, pero la situación se ve mal. ¿Por qué no asumir que fue un error? Así, el gobierno evitaría los cuestionamientos políticos y ciudadanos, y al mismo tiempo generaría un poco más de empatía, la que en estos momentos no puede arriesgarse a perder.