La Tercera

Acuerdo de cese el fuego en Ucrania genera dudas en líderes europeos

Kiev y Moscú firmaron una tregua que comenzará el domingo. El acuerdo en Minsk fue calificado de frágil por los analistas.

- Cristina Cifuentes

Estuvieron 17 horas en un acalorado debate, en el que el Presidente ucraniano, Petro Poroshenko y su homólogo ruso, Vladimir Putin incluso discutiero­n de pie. Además, el Presidente de Rusia llegó a romper un lápiz con sus manos. Así de intensas fueron las conversaci­ones para detener la escalada de violencia en el este de Ucrania, las cuales fueron impulsadas por la canciller alemana, Angela Merkel y el mandatario francés, Francois Hollande y que ayer tuvieron éxito con la firma de un acuerdo de cese el fuego.

El pacto, que consta de 13 puntos, establece un alto el fuego que comenzará a regir de las 00:00 horas del domingo y estipula que en un plazo de dos semanas ambas partes retirarán su armamento pesado que esté entre 50 a 140 kilómetros de la línea del f r e nt e , según la transcripc­ión publicada por la oficina de Putin.

Según explica la agencia Dpa, la línea de desmilitar­ización se calculó partiendo de dos líneas diferentes de alto el fuego: para las tropas de Kiev rige la actual línea del frente, mientras que para l os s e parat i s t a s se adoptó la línea de frente existente durante el primer acuerdo de Minsk, en septiembre pasado. La zona de desmilitar­ización será así bastante más amplia de lo previsto inicialmen­te. Este punto reconoce implícitam­ente las conquistas de territorio logradas por los separatist­as desde el primer acuerdo de Minsk de 2014.

En el encuentro se elaboraron dos documentos, explicó Putin, que dio a conocer estos detalles en una conferenci­a de prensa. En el primero se aborda la puesta en práctica de los acuerdos logrados en septiembre pasado en Minsk y fue firmado también por los separatist­as, a pesar de que en un primer momento se informó de un rechazo por parte de éstos. En el segundo, Alemania, Francia, Rusia y Ucrania declaran su apoyo al proceso de paz.

El acuerdo también prevé que Ucrania recupere el control de sus fronteras con Rusia, parte de las cuales están ahora controlada­s por los separatist­as. Pero eso sólo ocurrirá una vez que Kiev aborde una reforma constituci­onal que ofrezca una “descentral­ización” a los territorio­s separatist­as y celebre elecciones locales.

El líder insurgente de la autoprocla­mada “república de Donetsk”, Alexander Zajarchenk­o, advirtió que esta podría ser la última vez que l l e g a a un a c uerdo c on Ucrania. “Si hay cualquier violación, no habrá más reuniones ni memorándum”, afirmó.

“Tenemos esperanza. No hemos alcanzado todo, pero tenemos una esperanza bien concreta para Ucrania y para toda Europa”, dijo Merkel en una conferenci­a de prensa junto a Hollande al término de las conversaci­ones. “Es un alivio para Europa, una esperanza para Ucrania y un e xcel e nt e ejemplo de lo que Francia y Alemania pueden hacer por la paz”, indicó Hollande sobre la tregua. “Llamamos a ambas partes a la moderación y a evitar el innecesari­o derramamie­nto de sangre”, subrayó, por su parte, Putin. Washington también celebró la firma del acuerdo.

Si bien la satisfacci­ón reinaba en los pasillos de mármol del palacio presidenci­al en Minsk (Bielorrusi­a), donde se realizó la cumbre, otros líderes europeos manifestar­on su preocupaci­ón sobre que la tregua puede convertirs­e de nuevo en un derramamie­nto de sangre.

Donald Tusk, ex primer ministro polaco, estaba escéptico de que el plan de paz vaya a funcionar. “La esperanza es buena, incluso indispensa­ble, pero no es suficiente”, advirtió. “La verdadera prueba será el respeto del alto el fuego sobre el terreno”, añadió.

“Los hechos importan más que “las palabras en un trozo de papel”, dijo en el mismo sentido el premier británico, David Cameron. “Putin debe saber que a menos que su comportami­ento cambie, no se modificará­n las sanciones vigentes”, advirtió.

La Presidenta lituana, Dalia Grybauskai­te, lo consideró “parcial” y débil”, al no incluir cláusulas para un cont r ol inmediato de las fronteras. Según el diario británico The Guardian, de forma privada los diplomátic­os también dijeron que el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) -que el jueves anunció una ayuda para Ucrania de US$ 17.500 millones- usó el paquete de ayuda financiera para presionar a Poroshenko a que aceptara el acuerdo.

Los analistas concordaro­n en lo frágil que es el pacto. Y una muestra de eso, es la denuncia de Kiev que durante las negociacio­nes, medio centenar de tanques, así como material pesado, ingresaron en territorio ucraniano al este del país desde Rusia.

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