“Para la gente de Palestina”
Fue la frase que repitieron todos los tricolores al celebrar.
Todos se detuvieron en la cancha para ofrecer notas al paso, antigua tradición futbolística hoy casi proscrita por los reglamentos. No era para menos. Palestino había clasificado a la fase grupal de la Copa Libertadores y, pese a las condiciones ambientales en Montevideo, los jugadores tricolores hicieron fila ante los micrófonos.
Así, Leonardo Valencia comentó que “esto es una emoción tremenda. Como equipo chico, nadie confiaba en nosotros”. Luego, matizaba que “esto se lo dedico a Peñaflor, a (la población) La Bandera y a la gente de Palestina”, en una ofrenda que se repetiría en casi todos, quienes recordaron a sus familias, sus pueblos, sus novias o parejas y también a lo que representa el club en el Medio Oriente.
“No podemos dejar de lado al pueblo que representamos, y esto es para ellos, nada más que para ellos”, comentó César Valenzuela, uno de los que siempre ha demostrado compromiso con el especial carácter del club.
Ojo táctico
Jason Silva dio algunas claves tácticas: “Gracias a Dios, supimos manejar el partido, el balón, a jugar con la desespe- ración de ellos. La verdad es que nos favorecía que ellos jugaran sin público”.
Con más calma, el entrenador Pablo Guede sostuvo que “esto es fantástico para los chicos, es un premio mayor y hay que agradecer a ellos, que son los grandes artífices. Uno, sin ellos, no es nada. Hay que agradecer la humildad de este grupo”.
Y agregó algunas imágenes: “Voy a seguir repitiendo lo mismo, es irreal, estamos metidos en un tsunami del que, ojalá, no nos bajemos nunca. Pero esto es fútbol”.
Lo mismo hizo Marcos Riquelme, al explicar que “se me pone la piel de gallina y no es el frío, si no por lo que se siente adentro”. “Es irreal, estamos metidos como en una ola, en un tsunami del que, ojalá, no nos bajemos nunca”.