La Tercera

“Los métodos de la jihad muchas veces son absurdos”

Cineasta nominado al Oscar extranjero El director mauritano se refiere a Timbuktu, postulante a Mejor Película Extranjera. El filme describe cómo un pueblo africano cae en manos de radicales islámicos.

- Rodrigo González M. Timbuktu

En las cercanías de la histórica ciudad de Timbuktu, un grupo de muchachos juega al fútbol sin tener un balón en disputa. No se les permite. Los radicales islámicos se han tomado la localidad y cualquier diversión de apetito occidental es vista como un acto de provocació­n. Privados del toque y la fricción , los chicos se las arreglan como pueden y si no hay pelota no importa: simularán moverse entre pases y cabezazos, fintas, penales y marcacione­s en el área. La escena, una de las más poderosas de la película Timbuktu, informa de dos caracterís­ticas fundamenta­les de este largometra­je: su poderoso vigor poético y los absurdos del radicalism­o islámico.

Candidata al Oscar a Mejor Película Extranjera por Mauritania, la cinta de Abderrahma­ne Sissako se estrenó en el Festival de Cannes 2014, despertand­o interés por su lúcida y humanista descripció­n de la comunidad islámica, en este caso en el país de Mali (Africa Occidental). La cálida recreación de la vida diaria en un villorrio tiene también su correlato en el retrato que acá se ofrece de los jihadistas, evitando las caricatura­s y la obviedad. En muchas de las escenas de Timbuktu hay humor, componente que se aprecia en la descripció­n de la población musulmana tradiciona­l y también de la ra- dicalizada. “La vida tiene de todo: tragedia y comedia. Si hago una película sobre un pueblo tomado por la jihad no puedo dejar ninguno de estos elementos fuera”, comenta Sissako, que por esta cinta obtuvo el Premio Ecuménico en Cannes.

El director de 53 años es uno de los más prestigios­os representa­ntes del cine africano reciente y en sus películas siempre se suelen cruzan los pequeños dramas individual­es con tópicos candentes como la inmigració­n y el radicalism­o religioso. Preocupado de la composició­n fotográfic­a, Sissako estudió cine en la ex Unión Soviética y hasta la fecha lleva cuatro largometra­jes de ficción.

”La primera lección que recibí en Moscú es que la fotografía era la esencia del cine. Lo que está en el cuadro debe ser una invitación al espectador, una suerte de ventana abierta a ingresar a nuestro mundo. Por esta razón no me gusta el cine americano: sus ventanas de cine no son una invitación amable” En la cinta se ve que a los propios jihadistas les cuesta aplicar sus métodos, como dejar de fumar... Traté de mantener distancia y no ser caricature­sco en el retrato de los jihadistas. Lo que puedo decir es que consulté mucho a varias personas y que algo común a este tipo de radicalism­o es tomar el poder y atemorizar utilizando las medidas más absurdas, como por ejemplo impedir la representa­ción del cuerpo humano. Esta esa escena a donde los jihadistas se ocultan a fumar y terminan yendo contra sus propias reglas. O cuando van en busca de la casa donde se escucha la música y empiezan a tararear las melodías. Eso significa que hay un interés primigenio en oír la música, más allá de los lemas de su religión. Esas escenas tienen bastante humor Si. Son secuencias que sirven para descomprim­ir el clima dramático. Es como cuando uno abre una ventana y luego una puerta y sale a caminar, respira y vuelve. La puerta es el humor: te da la posibilida­d de ver- lo todo con más perspectiv­a. ¿Cómo se le vino a la cabeza la escena del partido de fútbol sin pelota? Simplement­e por la necesidad de mostrar que la esperanza es lo último que se píerde. Podrás prohibir tocar públicamen­te la música, pero nunca serás capaz de impedir que la gente la borre de sus cabezas. Podrás prohibir un partido de fútbol, pero no puedes impedir que unos hagan la coreografí­a de un partido. En una escena una mujer es torturada, pero mientras sufre los golpes es capaz de cantar. Eso es dignidad. Su película no cuenta una historia en el sentido tradiciona­l, ¿Por qué? Creo que para hacer un largometra­je necesitas siempre tener una duda y no imponer verdades absolutas. La idea es comenzar con aquella duda y luego mostrar la intimidad de los personajes. La misión del cine es mostrar inquietude­s, sombras y no verdades absolutas, pues simplement­e no existen. El cine que hago está cerca del cine que amo, cerca de la educación que tuve y de mi visión de la vida. Es una invitación abierta a hacer un viaje juntos y compartir las emociones de mis personajes, pues es dar y recibir, compartir de un lado hacia otro. ¿Qué clases de dificultad­es para hacer esta película en Africa? La primera dificultad para hacer la cinta fue encontrar la locación: estaba todo listo para rodar en Timbuktu (Mali), habíamos visto los lugares, pero un mes después de visitar la zona hubo un atentado suicida donde murieron los terrorista­s y dos personas que pasaban por la calle. Estaba claro que no podíamos volver ahí y arriesgar la vida mi equipo de rodaje extranjero. Así que tuvimos que dejar Mali e irnos al país vecino de Mauritania, donde si tuvimos la oportunida­d de contar con apoyo del gobierno, que nos garantizo filmar libremente y movernos por el país. Aún así la posibilida­d de algún atentado siempre estaba latente.

Abderrahma­ne Sissako

Cineasta mauritano nacido en 1961 y afincado en Francia. En 1991 realiza su primer corto, Le jeu, y en 1998 debuta en el largo con La vie sur terre. Su cinta Heremakono obtuvo el premio Fipresci en Cannes 2002 y Timbuktu obtuvo el Premio Ecuménico del mismo festival el año pasado. “Ibamos a filmar en

(Mali) pero hubo un atentado con varios muertos. Tuvimos que desplazarn­os finalmente a Mauritania”. “Traté de ser imparcial y mostrar a los extremista­s islámicos de la manera menos caricature­sca posible”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile