Rechazo a reforma educacional
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TRAS LA aprobación de la reforma educacional por parte del Congreso a fines de enero, el gobierno dio por concluída esta primera etapa y en los meses venideros se apronta a enviar una batería de proyectos referidos a la educación superior, carrera docente y fortalecimiento de la educación pública, entre otros. Sin embargo, esta pretensión de “dar vuelta la página” se enfrentará con la dura resistencia que esta reforma ha despertado entre padres y apoderados, quienes ya se organizan para representar su malestar a partir de marzo.
Para estos fines dos asociaciones, la Confederación de Padres y Apoderados y la Asociación Nacional de Apoderados de la Fide, están uniendo fuerzas para llevar adelante esta ofensiva. Se trata de un valioso paso, pues ello permitirá crear un referente más potente —pues representan a cientos de miles de apoderados— que no podrá seguir siendo ignorado por el oficialismo. La reforma, de profundo sesgo ideológico y que pone en serio riesgo la libertad de enseñanza en el país, lamentablemente fue aprobada en el Congreso sin mayor discusión y sólo con votos de la Nueva Mayoría, lo que es reflejo de que dicha reforma carece de la sustentabilidad necesaria y requiere de un urgente rediseño.
Los apoderados reclaman que “no fueron escuchados” y que “ya no bastan las reuniones con parlamentarios”. Intuyen que la reforma, tal como fue aprobada, pone en riesgo sus derechos fundamentales como asimismo la continuidad de los colegios que han elegido. En la medida que se insista en ignorar estos profundos cuestionamientos que han surgido desde la propia ciudadanía, la discusión se irá polarizando cada vez más, alejando al país del objetivo central de contar con una reforma que permita un salto sustancial en calidad de la educación.