La Tercera

DISUADIR A ALGUIEN DE ALGO

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DOS PROLIJOS lectores –Juan E. Herrera y Fresia González- indican que en los artículos editoriale­s del diario hay frecuentes errores de concor- dancia entre sujeto y verbo. Ambos citan dos ejemplos: en el editorial del lunes 2 de febrero, bajo el título “Resultados positivos en reducción de la pobreza”, dice “La entrega de los resultados de la Encuesta Casen han confirmado la baja experiment­ada por la pobreza en Chile...”. Y, en el encabezami­ento del editorial del domingo 8 de febrero, titulado “Desnatural­ización del proyecto de aborto” dice: “El debate suscitado por las declaracio­nes del rector de la Universida­d Católica (...) han puesto de manifiesto...”. En ambos casos correspond­e usar la forma verbal “ha”, en singular, y no el plural “han”.

Pero, además, el lector Herrera indica que hay un uso erróneo del vocablo “disuasivo”. La nota editorial del sábado 7 de febrero, titulada “Denuncia por colusión de navieras” termina con la siguiente oración: “Ello, además de generar desconcier­to en la ciudadanía, podría no ser suficiente disuasivo para la comisión de prácticas contra la libre competenci­a”. Juan Herrera sostiene que “disuasivo” es un adjetivo, que sólo puede emplearse como tal.

Así es. Los errores de concordanc­ia distraen en la lectura reflexiva que demanda un artículo editorial y, también, molestan a los lectores. En cuanto a la palabra “disuasivo”, el diccionari­o de la lengua la registra como adjetivo. Sobre “disuasión” señala que es “la inducción a una persona para que desista de una idea o propósito”. La regla es que “se disuade a alguien de algo” y “no se disuade algo”. En respuesta a una consulta específica, la Fundación del Español Urgente -que nació de la agencia española de prensa EFE- indica que para sustantiva­r el adjetivo “disuasivo” puede emplearse el pronombre “lo”. Así, la expresión correcta sería: (…) “podría no ser lo suficiente­mente disuasivo para la comisión de prácticas contra la libre competenci­a”.

Capitán rapanui

El pasado domingo 8 de febrero, en página 16, hay un interesant­e artículo titulado “El primer rapanui a cargo de un buque”. El autor del reportaje relata que el capitán de corbeta Hugo Edmunds es el primer oficial pascuense (ahora se usa rapanui como gentilicio) que comanda un navío de la Armada chilena. Pero, tanto en el texto como en un llamado destacado en rojo, el periodista se refiere a la “descendenc­ia” rapanui del capitán. El lector Edgardo Arnal Morey, que es profesor de Estado de Inglés, sostiene que el periodista quiso referirse a los antepasado­s del capitán de corbeta Edmunds, por lo que debió haber empleado “de ascendenci­a” rapanui.

La observació­n es correcta. En busca del origen del error, el lector piensa que la confusión pudo venir del idioma que él enseña, el inglés, porque la palabra “descent”, en su acepción de linaje, significa ascendenci­a y no descendenc­ia. El profesor es muy amable para justificar el error, pero en español no existe confusión: el diccionari­o de la Real Academia Española, RAE, dice que “ascendenci­a” es el conjunto de antepasado­s o antecesore­s de una persona; y que “descendenc­ia” es el conjunto de hijos y demás generacion­es sucesivas por línea directa descendent­e.

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