Reforma y deserción escolar
Señor director: Sin perjuicio de lo avanzado en la discusión en torno a los ejes de la reforma educacional, parece necesario enfatizar aspectos medulares como equidad, inclusión y prevención.
La deserción escolar es la manifestación de una serie de vulneraciones expresadas en la ausencia sostenida de la sala de clases. Hay que determinar si es posible avanzar de manera temprana en su detección, en vez de esperar hasta dos años para comenzar el proceso de revinculación.
Más aún, nos preguntamos si reconocer la deserción significa transparentar la exclusión de un sistema que no da soporte a necesidades educativas especiales de miles de niños que requieren apoyo particular. Pensar una reforma desde la inclusión requiere hacerse cargo de esta realidad. La exigencia de abrir las puertas a todos los estudiantes lo único que conlleva es aumentar de manera sistemática la deserción escolar. Por ello, este momento resulta propicio para considerar programas que atiendan la prevención de la deserción y la reinserción educativa eficaz. Creemos fundamental que iniciativas que avancen en la prevención de la deserción escolar sean incorporadas explícitamente en la reforma, como una oportunidad de velar por la inclusión efectiva. bancos importantes han declarado que no requieren de los depósitos de sus clientes, lo cual ha derivado en la existencia de tasas de interés y primas negativas a los depósitos y bonos en ciertos países, y que tampoco necesitan prestar dicho dinero a terceros, tergiversando absolutamente la labor tradicional de la institución que por esencia definía al capitalismo.
El hecho que los bancos centrales estén otorgando dinero gratis a destajo a los bancos privados, ha hecho que el ahorro desaparezca como una necesidad económica, y que los intereses compensatorios a dicho esfuerzo sean cada vez más un lujo, lo que pone fin a centurias de economía capitalista, todo lo cual se ha visto agravado por la decisión de los mismos, y ante el bajo riesgo que implica el costo cero del dinero, de utilizar dichos fondos en especulación financiera e inmobiliaria para su propio beneficio, en vez de préstamos.
Lo peor es que con estas medidas finalmente quien controla los fundamentos económicos son los bancos centrales, quienes deciden a su arbitrio cuánto dinero circulará por la economía, único factor relevante en un sistema que entra a depender exclusivamente de la emisión inorgánica de dinero para su financiamiento.