La ofensiva diplomática de Moscú en áreas de influencia de Occidente
Putin visitó ayer Hungría, país miembro de la UE, con quien tiene acuerdos energéticos. La semana pasada viajó a El Cairo.
En medio de la crisis que afecta al este de Ucrania, el Presidente ruso, Vladimir Putin, busca expandir los vínculos de Moscú en zonas de influencia de Occidente, y no sólo en Europa, como es el caso de Hungría, Grecia y Francia, sino que también en Egipto y Pakistán, tradicionales aliados de Estados Unidos.
El mandatario ruso llegó ayer hasta Budapest, en la segunda visita hacia un país de la Unión Europea desde que estalló la crisis en Ucrania. Putin se entrevistó con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, al que considera “su importante aliado” en Europa. Uno de los temas a tratar fue el energético, debido a que el 80% del gas natural que consume Hungría es suministrado por los rusos y se espera que en poco más de una década Moscú también suministre el 56% de la electricidad. Además, Rusia acordó el año pasado construir reactores nucleares en la planta de Paks a cambio de US$ 11 mil millones en créditos.
Los analistas interpretaron esta visita de Putin como un intento de acercar a Hungría más hacia el este. La importancia de este país también radica en que es un miembro tanto de la Unión Europea como de la OTAN. Según Attila Juhász, analista del húngaro Instituto Política Capital consultado por la agencia Efe, Budapest tiene una “política de columpios”, porque trata de mantener buenas relaciones tanto con Bruselas como con Moscú.
Pero en las últimas semanas los esfuerzos rusos también han llegado hasta Grecia. A fines de enero, el recién asumido canciller Nikos Kotzias dio luces de la posición del nuevo gobierno en materia de política exterior y criticó las sanciones contra Moscú que estaba evaluando por ese entonces la Unión Europea. “No estamos de acuerdo con el espíritu de las sanciones en contra de Rusia. Grecia trabaja por la restauración de la paz en Ucrania y, a la vez, trabaja para evitar una ruptura entre la UE y Rusia”, dijo.
Incluso en medio de las negociaciones de la deuda griega, el canciller ruso, Serguei Lavrov, dijo que si Grecia lo solicitaba, ellos podrían entregarle ayuda económica.
En noviembre pasado un centro de estudios reveló la ayuda de Moscú a algunos políticos y partidos europeos, entre los que se cuenta el Frente Nacional en Francia, al que se le otorgó un préstamo por US$ 10,2 millones, que ayudará a financiar la campaña para las elecciones del próximo año.
Además, han tenido nutridos contactos con políticos alemanes del Partido Nacional Democrático y del euroescéptico Alternativa para Alemania.
Los ojos del Kremlin han llegado más allá. El lunes de la semana pasada, Putin viajó a El Cairo, para una visita de dos días, que fue vista por los analistas como un claro mensaje hacia Estados Unidos. “Putin sigue sacando partido de las ambigüedades y contradicciones de las políticas occidentales respecto a Medio Oriente”, sostuvo a la agencia France Presse, Anna Borshchevskaya, especialista de Rusia en el Washington Institute For Near East Policy. De la misma forma, en noviembre, el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, llegó hasta Pakistán y firmó un acuerdo de cooperación militar con el Ejército en ese país.
En el tercer día de la supuesta tregua en el este de Ucrania, continuaron los combates en Debaltseve, una estratégica ciudad ubicada entre Donetsk y Luhansk, por lo que rebeldes prorrusos y las fuerzas de Ucrania se negaron a retirar su armamento pesado, tal como lo estipula el acuerdo firmado en Minsk la semana pasada. Los rebeldes prorrusos dicen que el cese el fuego no se aplica a Debaltseve, donde las fuerzas gu- bernamentales están rodeadas. Kiev reconoció ayer el avance de los rebeldes en esa ciudad y que los separatistas capturaron a algunos de sus militares. Hasta ayer la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce) no tenía acceso a Debaltseve. Pese a los combates, el Presidente ruso, Vladimir Putin dijo que los enfrentamientos eran “predecibles” y que esperaba que el acuerdo de Minsk sea respetado.