Avance científico se produce a más de una década de la obtención del primer mapa
En 2000, el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, fue el encargado de presentar el primer borrador del genoma humano, conocido como el “libro de la vida”, que fue resultado de 10 años de trabajo de unos 3.000 científicos de 20 institutos de seis países del mundo.
Diez meses después, Francis Collins, por el consorcio internacional Proyecto Genoma Humano, y Craig Venter, presidente de la compañía privada Celera Genomics, anunciaron su publicación en las revista Nature y Science, en forma simultánea. Era febrero de 2001.
Solo para este proyecto se destinaron más de 3.000 millones de dólares.
Entonces se creyó que todo lo que había que saber sobre el ser humano estaba escrito allí y que se podría controlar varias enfermedades solo apagando o encendiendo un gen determinado.
Pero no fue así. Con la información que se conocía solo se identificaba la predisposición que tenía una persona a desarrollar cierta enfermedad pero faltaba mucho por descubrir.
En 2003, el mismo Proyecto Genoma Humano concluía que solo entre el 2 y el 5% del genoma eran genes y el resto fue muy mal bau- tizado como “ADN basura”.
Sin embargo, en 2012 el proyecto de investigación multinacional llamado Encode descubrió que hasta el 80% del genoma tenían una función esencial en la regulación de los otros genes.
Un año después, el avance de la ciencia vuelve a sorprender al descubrir que hay un código genético oculto que indicaría a la célula cómo se controlan los genes, algo