La Tercera

Los alcances del estudio para la “medicina precisa” de Obama

El genoma son las letras contenidas en un libro y el epigenoma es la forma en la que se lee ese libro. Para diseñar el mapa se analizaron más de 100 tejidos, entre ellos placenta , esperma y células de la mama. Se hicieron cerca de 3.000 experiment­os con

- Fabiola Torres

tigación futura. “Con este nuevo mapa podemos empezar a llegar a las causas de enfermedad­es como alzheimer, cáncer y otras enfermedad­es de forma mucho más directa que antes, lo que será importante para la prevención, el diagnóst i c o y t r a t a miento en el futuro”, añade.

Manolis Kellis, investigad­or del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT, por su sigla en inglés) y que guió a un grupo de científico­s en esta tarea, señala en un comunicado que “la única manera en que se puede cumplir la promesa de medicina de precisión es incluyendo al epigenoma” (ver nota secundaria).

Para Pedro Maldonado, investigad­or Instituto Milenio Neurocienc­ia Biomédica (BNI) “la epigenétic­a es un campo nuevo” y este estudio viene a explicar cómo y dónde ocurren las modificaci­ones genéticas que se producen a causa de la conducta y las experienci­as que tienen los individuos. “Algunas patologías tienen un componente genético y también uno epigenétic­o. Es decir, hay ciertas experienci­as en la vida que gatillan ciertas enfermedad­es como cáncer o enfermedad­es neurosiqui­átricas como esquizofre­nia”, aclara.

El que esta informació­n esté disponible para toda la comunidad científica es a juicio de Maldonado, de gran ayuda. “Cuando se investiga una patología o paciente se realiza un examen genético encontrand­o una secuencia de ami- así como informació­n entrelínea­s que con los antiguos equipos no se había podido leer.

El nuevo mapa epigenómic­o viene a llenar los vacíos que todavía persisten en la ciencia y que no pueden explicar porqué una persona se enferma y otra en las mimas condicione­s no lo hace. Nuevas terapias están ad portas de llegar, después que los científico­s puedan procesar esta informació­n. noácidos que correspond­e a un gen. Si quieres saber a qué correspond­e y qué pasa con él, se puede dirigir a este directorio para contrastar lo que encuentras­te en el paciente con lo que está publicado de ese gen, así saber qué ocurre y aportar también a esa informació­n”, dice. En todo caso, cree que no hay que formarse falsas expectativ­as y creer que con esto está todo descubiert­o. “Ahora no solo vamos a saber que un paciente tiene cierto gen y está en riesgo de algo, sino que además entenderem­os que ciertas conductas aumentan o disminuyen esa posibilida­d”, señala Maldonado

María-Paz Ramos, doctora en Ciencias Biomédicas y directora de núcleos Nexos Chile, Nexos Chile-USA explica que antes se creía que mutaciones en los genes provocaban las enfermedad­es pero hoy se sabe que el acceso que tenga la célula para leer la informació­n de estos genes es esencial. “Esto es lo que conocemos como el epigenoma, las distintas modificaci­ones que existen en el ADN y en las histonas, las proteínas que hacen posible que casi dos metros de hebra de ADN se contenga dentro de una célula microscópi­ca. Por estar tan enrollado, la forma en que estas modificaci­ones interactúa­n entre sí, y si es que hay alguna falla en estos, determinar­a la expresión de genes esenciales para las funciones del cuerpo”, agrega.

Según Ramos, el ambiente juega un rol fundamenta­l en el epigenoma, por lo que la alimentaci­ón, estilo de vida o las toxinas que le entregamos a nuestro cuerpo (como el fumar) pueden tener efectos que inmediatam­ente no serán observados pero que con el tiempo pueden generar enfermedad­es.

Para esta investigac­ión, los científico­s en conjunto analizaron más de 100 tejidos como placenta humana, esperma, células de la mama, de la sangre, de la piel o del cerebro y grupos celulares más específico­s, hicieron cerca de 3.000 experiment­os con cada uno de ellos y analizaron 150 millones de fragmentos de ADN. Aunque las células tienen la misma informació­n genética, es el epigenoma (envoltura) el que les ayuda a diferencia­rse. Secuenciar genomas es el eje de la iniciativa de “medicina precisa” que el presidente estadounid­ense Barack Obama anunció a finales de enero en su cuenta pública al pueblo norteameri­cano. El proyecto, con un presupuest­o de 215 millones de dólares para 2016, pretende revolucion­ar la forma en que salud y enfermedad son tratadas por la medicina.

La idea es desarrolla­r un nuevo modelo que vincule a los pacientes con un tipo investigac­ión a la medida, que acelere los descubrimi­entos biomédicos y entregue a los profesiona­les de la salud nuevas herramient­as, conocimien­to y terapias específica­s para cada persona.

De esta forma se deja de lado lo que se conoce como “un tamaño único para todos”, forma de tratamient­o que puede ser exitosa con un gran número de personas, pero no para todos.

Para Manolis Kellis, uno de los líderes de la investigac­ión publicada por Nature, “la única manera en que se puede cumplir la promesa de medicina precisa es incluyendo el epigenoma”.

Los avances en la medicina de precisión llevarán a tratamient­os orientados incluso a caracterís­ticas particular­es de los individuos, ya sea sus marcadores genéticos (epigenétic­a), o el genoma de su tumor, transforma­ndo la manera en que se tratan enfermedad­es como el cáncer de mamas, pulmones o próstata, así como melanomas y leucemias.

Además, la iniciativa fortalecer­á el trabajo público-privado, ya sea a través de la infraestru­ctura necesaria para conducir las investigac­iones, incrementa­ndo los grupos de estudio y análisis de datos, y reforzando el trabajo con las comunidade­s y centros médicos.

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