Multitudinaria marcha en Buenos Aires en homenaje al fiscal que acusó a Cristina Kirchner
La manifestación se realizó al cumplirse un mes de la muerte de Alberto Nisman. Estuvo liderada por un grupo de fiscales. También asistieron políticos de la oposición.
La intensa lluvia en Buenos Aires no detuvo a las miles de personas que adhirieron a lo que se denominó la “Marcha del Silencio”, convocada por fiscales y apoyada por la oposición, en memoria de Alberto Nisman, el mismo día que se cumplió un mes de la muerte del fiscal en circunstancias aún sin aclarar tras denunciar a la Presidenta Cristina Fernández por encubrimiento de terroristas.
La manifestación, que no tuvo colores partidistas y que estuvo marcada por miles de paraguas abiertos, fue encabezada por la ex esposa de Nisman Sandra Arroyo, sus dos hijas y un grupo de fiscales. Partió de las inmediaciones del Congreso y concluyó en la Plaza de Mayo, frente a la Unidad Fiscal Amia, donde Nisman desempeñaba sus labores antes de morir.
Según el diario Clarín, el clima entre la gente era muy tranquilo, con carteles con diferentes inscripciones: “Todos somos Nisman” y “Cristina no te metas con la República”. En la manifestación se encontraban todos los candidatos de la oposición, como Sergio Massa del Frente Renovador, que estuvo acompañado de su esposa; el líder de Pro, Mauricio Macri, y por el Frente Amplio UNEN fueron Ernesto Sanz, Julio Cobos y Hermes Binner.
Al finalizar la marcha, los fiscales se subieron arriba de un camión que se usó como escenario. Allí, el titular del gremio de los judiciales Julio Piumato hizo un llamado a los manifestantes: “Hagámoslo en paz y tranquilos. Por el dolor que nos causó la muerte del fiscal Alberto Nisman, les pedimos a los cientos de miles que están presentes en este homenaje, un minuto de silencio”. Los manifestantes obedecieron la consigna y después entonaron el himno nacional.
En tanto, Diego Lagomarsino, ex colaborador de Nisman, publicó un mensaje en Twitter: “Mi respeto y homenaje a un gran fiscal argentino. Que Dios ilumine a su familia”.
Nisman murió el 18 de enero pasado por un disparo en la cabeza en su departamento en Buenos Aires. Cuatro días antes había denunciado a Cristina Fernández, al canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas del supuesto encubrimiento para intentar exculpar a los iraníes acusados por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) de Buenos Aires perpetrado en 1994 y que dejó 85 muertos. Se trató del más grave atentado perpetrado en el país. El supuesto encubrimiento se enmarcaba en un presunto acuerdo geopolítico para obtener beneficios comerciales.
El fiscal Gerardo Pollicita tomó la denuncia de Nisman y el viernes pasado solicitó abrir una investigación formal e imputó a Fernández de Kirchner, Timerman y otros dirigentes por presunto encubrimiento.
El gobierno en un comienzo criticó con dureza la convocatoria a la marcha por considerar que perseguía fines políticos contra la Presidenta. De hecho, la mandataria cuestionó la marcha la semana pasada al señalar: “Nos quedamos con el canto, con la alegría; a ellos les dejamos el silencio”. Sin embargo, ayer distintos funcionarios matizaron los comentarios. Así, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, señaló que en el país “hay plena libertad de expresión y de reunión”. Mientras que el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, dijo que “iría a la marcha si no fuera tan conocido”.
La Casa Rosada organizó un acto oficial -horas antes de la manifestación- en la central nuclear de Atucha II, en la provincia de Buenos Aires, a la que acudió la mandataria. Allí, en su tercer discurso público desde el sábado, volvió a evitar referirse tanto a la marcha como a la imputación. “Vivimos en un mundo de intereses que quieren que unos estén subordinados y los otros manden y se enfrentan con gobiernos como éste, que no permite que nadie le marque la cancha”, advirtió la jefa de Estado. Tras el acto, Fernández partió hacia la residencia de verano de Chapadmala.
La muerte de Nisman ha provocado un gran impacto a nivel político e incluso algunos analistas señalan que se abre la posibilidad de que las fuerzas de oposición busquen acuerdos para encarar las elecciones presidenciales de octubre próximo y, eventualmente, un gobierno de coalición, según Lucrecia Bullrich en una columna del diario La Nación.