La Tercera

Los últimos campamento­s de damnificad­os del 27/F

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Son 26 los niños que han nacido en las tres aldeas que aún quedan en pie en caleta Tumbes, comuna de Talcahuano, tras el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010. Para ellos el único hogar conocido, en estos cinco años, es la mediagua que entregó la Cruz Roja para hacer frente a la emergencia, y donde se emplazaron a 132 familias, divididas entre los campamento­s Maryland (71), Fernando Paz (35) y San Juan (26).

Según datos del Ministerio de Vivienda, tras el terremoto se levantaron en el país 197 asentamien­tos de emergencia. Hoy solo quedan cinco, todos en la Región del Biobío: uno en Chiguayant­e y cuatro en Talcahuano.

La espera ha sido dura, según cuenta Lilian Bastidas, dirigenta de la aldea Fernando Paz, ya que la vista hacia el cerro desde sus mediaguas da justo al complejo habitacion­al en el que serán reubicados como solución definitiva. “Las casas están edificadas desde hace casi dos años, pero no tenían las conexiones de luz, agua y el sistema para eliminar los desechos, eso ha demorado su entrega. Ahora nos dicen que falta el papeleo y que el 30 de marzo tendrían listo el tema, pero no saben si se puede hacer el traslado. La gente está molesta y le hemos dicho a la autoridad que nos vamos sí o sí en abril”, aseguró Bastidas, luego de la reunión sostenida el viernes recién pasado con las autoriddes locales.

Catherine García, presidenta del campamento San Juan, dice que “lo único que esperamos es claridad, que nos digan cuándo nos va- mos y organizarn­os, porque ya estamos cansados. Todos queremos tener nuestra casa, que sea sólida, cómoda y saber que va a ser para siempre, porque aunque arreglemos las mediaguas con nuestra plata, sabemos que es pasajero”.

Por su parte, Virginia Marchant, dirigenta de la aldea Maryland, agrega que “acá nadie quiere volver a pasar otro invierno en la mediagua, pero si yo me voy a mi casa quiero que todo esté en regla para poder llegar, instalarme y hacer las ampliacion­es que sean necesarias”.

La mujer reconoce que el proyecto que les tocó era complicado, porque involucra a personas que vivían en las caletas Canteras, Candelaria, Puerto Inglés y Cementerio Simbólico, cuyos terrenos pertenecen a la Armada, y que al perderlo todo les fue imposible

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