SUDAMERICA FRENTE AL CASO LEDEZMA
Mientras EE.UU. ha manifestado su “profunda preocupación” por la detención del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, y la Unión Europea ha calificado esta última embestida del régimen de Nicolás Maduro contra la oposición como “un motivo de alarma”, el caso prácticamente no ha tenido eco en los gobiernos sudamericanos. Muchos han optado por el “silencio”, pese a que sus opositores les han reprochado que callen ante lo que ocurre en Venezuela.
En un tono precavido, el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo entonces que espera que “se respeten todas las garantías para un debido proceso” de Ledezma (cuya defensa apeló ayer ante la justicia por su encarcelamiento), aunque aseguró que se encuentra consultando opiniones con otros ocho colegas de la región “para ayudar a que los venezolanos encuentren una solución que a todos convenga”.
En declaraciones a la Deutsche Welle, el ex director de Estudios Económicos de la Cámara Colombo-Venezolana, Roberto Cajamarca Gómez, explicó que Bogotá “no quiere apresurarse a emitir ningún juicio y está esperando la decisión de los mismos electores venezolanos este año”, en alusión a las elecciones legislativas que deberían realizarse este segundo semestre. Sin embargo, el presidente del Congreso de Colombia, José David Name, del opositor del Centro Democrático, pidió a la OEA convocar una reunión urgente de cancilleres.
También con precaución, el Ejecutivo de Chile, a través de su portavoz Alvaro Elizalde, evitó juzgar la detención de Ledezma, pero sí dijo que “existe preocupación por que
Cel cuadro de polarización en Venezuela se transforme en un obstáculo significativo para el diálogo entre el gobierno y la oposición para el fortalecimiento democrático”. En cambio, el ex presidente Sebastián Piñera tildó de “brutal” la detención de Ledezma y consideró que “debe ser repudiada por todos los demócratas, incluyendo REO QUE hay tres razones fundamentales por las cuales el Presidente Nicolás Maduro ha decidido radicalizar su posición frente a sus adversarios y apresar y amenazar a algunos actores claves de la oposición, empezando por el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.
1. La sensibilidad social vs. el miedo. La primera razón es que, en medio de una crisis económica de gran magnitud que sólo apunta a empeorar durante los próximos meses, es predecible que la sensibilidad social aumente. Eso se convierte en un caldo de cultivo peligroso, donde podrían germinar acciones políticas riesgosas para el gobierno.
En un ambiente así, para el gobierno no sólo resultan peligrosas las acciones radicales que (delibe- gobiernos”.
Luego de que la Presidenta Dilma Rousseff declinara, en un primer momento, hacer comentarios sobre “cuestiones internas” de otro país, la Cancillería brasileña expresó su “gran preocupación” por la situación en Venezuela y se ofreció a colaborar por el restablecimiento del diálogo político “amplio y constructi- radamente) podrían buscar algunos segmentos políticos para desestabilizarlo, sino que además son riesgosas las protestas pacíficas, legales y constitucionales, que buscan presionar los cambios y las rectificaciones necesarias para corregir la crisis.
En este marco, el gobierno decide minimizarlas todas, sin distinción. Y para eso escoge una ruta clásica de generación de miedo.
2. No hablemos de la crisis. El segundo objetivo es todavía más pragmático. Teniendo un deterioro económico evidente que afecta la vida cotidiana de la población, al gobierno no le conviene un debate permanente sobre esa crisis.
Así que la estrategia obvia es mover el debate nacional al plano político: que nadie hable de inflación ni de escasez, sino enfrascados en si lo que estamos viviendo vo”. Más categórico, el Partido de la Social Democracia Brasileña, principal fuerza opositora, criticó el silencio de los gobiernos del Mercosur. “Con indignación y creciente preocupación asistimos a la escalada de violencia practicada por el gobierno de Venezuela contra aquellos que divergen democráticamente del régimen de Maduro”, manifestó la colectividad.
Similar ha sido la reacción de la oposición uruguaya, que pidió al gobierno de José Mujica “un planteo firme” en el Mercosur y en otros foros ante la situación en Venezuela. Sin embargo, el gobernante Frente Amplio rechazó “los intentos de desestabilización” y “la es un cruce de frontera que ubica al gobierno en una nueva dimensión de autocracia o si no es más que una acción defensiva frente a grupos golpistas que intentan sacarlo del poder.
La clave es entender que en ese debate político el gobierno tiene mucho más margen de maniobra que en el debate económico, que tiene claramente perdido.
3. Aumentar la abstención. La esperanza de los grupos opositores que son más escépticos sobre las posibilidades de las rutas electorales podría minimizarse al injerencia externa” en Venezuela a propósito de la detención de Ledezma.
Mientras en Argentina el diario Clarín destacó el “estricto silencio” de la Casa Rosada frente al caso, en Perú el gobierno de Ollanta Humala se limitó a decir que “promoverá vías de solución por el diálogo”.
Citado por el diario español El País, Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, señaló que “los gobiernos latinoamericanos tienen la sensación de que Maduro no es susceptible a presiones externas”. “Pero eso no es excusa para no adoptar una postura pública decidida”, enfatizó.