Francia: reformas necesarias
EN SU primer paso, las reformas liberales impulsadas por el gobierno del premier francés Manuel Valls, enfrentaron una dura prueba en el Parlamento la semana pasada. Esto obligó al jefe del Ejecutivo a recurrir a un decreto para hacerlas efectivas ante la falta de apoyo en sus filas y en la oposición. El hecho muestra la debilidad política del actual gobierno –que no ha logrado ordenar ni siquiera al oficialismo- y del propio Presidente Francois Hollande, quien es el mandatario más impopular de la V República francesa, con un respaldo que bordea el 25%.
El paquete elaborado por el ministro de Economía, Emmanuel Macron, es sólo un avance inicial en el proceso reformador de la economía francesa y considera medidas para liberalizar un sistema fuertemente regulado. Realizar estos cambios es la vía más segura para superar el estancamiento en que se encuentra el país - el año pasado la economía apenas creció un 0,2%-, y revertir la alta tasa de desempleo, que a nivel general supera el 10%. El punto más controvertido fue la ampliación del permiso para que el comercio funcione los domingos, pese a que se trata de una reforma tímida que amplía de 5 a 12 los domingos en que podrá operar.
Francia tiene una serie de regulaciones y beneficios sectoriales que resulta necesario reformular para poder dinamizar su economía y reducir el déficit público, que en 2014 llegó al 4,3% del PIB. En ese sentido, el paquete aprobado la semana pasada es una parte de un conjunto de reformas que se requiere implementar en el campo impositivo y laboral, y que deben concretarse antes de fin de año. Sin embargo, lo sucedido en esta oportunidad revela la debilidad política del actual gobierno francés, que se expresa en su dificultad para sumar apoyos. Si bien en esta ocasión contó con el respaldo de la opinión pública, no es posible asegurar que mantenga el mismo apoyo en el próximo paquete de medidas, lo que plantea dudas sobre su capacidad para concretar estas transformaciones económicas.