Vías exclusivas para buses
Señor director: En junio de 2000, el intendente de la época, Sergio Galilea, tomó la radical decisión de asignar 100 kilómetros de vías exclusivas para buses, como respuesta a los reiterados escenarios de contaminación que experimentaba Santiago. La medida, denominada “Red Vial de Emergencia”, fue criticada por la opinión pública y muy resistida por los automovilistas, pero los hechos demostraron que Galilea estaba en lo correcto: la situación ambiental mejoró, la congestión vehicular se redujo y las velocidades de los buses aumentaron, beneficiando a millones de santiaguinos.
Esta historia permite inferir que la decisión del Ministerio de Transportes (MTT) de crear nuevas vías exclusivas es acertada y debe perseverar pese a las críticas. Pero como Santiago ha cambiado bastante en 15 años, esta medida debe complementarse con acciones que generen un mejoramiento significativo en la calidad del servicio que presta el transporte público.
Para ello los subsidios no bastan, ya que sólo mantienen las condiciones actuales del sistema. Se requiere inversión para renovar paraderos y construir avenidas que combinen infraestructura especializada para buses, con obras de mejoramiento urbano como plazas, alamedas, nuevas aceras y mobiliarios de calidad.
Es clave que estas avenidas y vías exclusivas formen parte de una nueva malla de transporte, basada en una red de Metro reforzada con nuevas líneas, combinada con trenes suburbanos, tranvías y ciclovías, como ocurre en las grandes capitales de países desarrollados.
En mi caso particular, y como asociados de Asexma, nuestro apoyo es para don Andrés Navarro. educación sexual y afectiva, focalizados etaria y territorialmente. También es importante ocupar los espacios comunitarios, creando coaliciones con los vecinos para promover una cultura preventiva del embarazo, buscando llegar a quienes no acceden a la red pública. Esto, a fin de poner el foco en la prevención, y no sólo en la reparación. Coincido y lo aplaudo, pues el mundo se transformará sólo si lo hace cada corazón humano, y esa trasformación no es otra que la superación del egoísmo que nos encierra en nuestra burbuja y nos impide ver las necesidades del que tenemos al lado.
Es morir para vivir: morir al egoísmo y vivir para la caridad, eso lo puede y lo quiere hacer Dios en cada uno.