Seguridad de trajes inquieta a la Nasa
Dos astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) concluyeron ayer su segunda c a mi n a t a espacial. El objetivo de este procedimiento es instalar equipos y realizar adaptaciones a la EEI que le permitan recibir, en 2017, naves comerciales de EE.UU.
Los astronautas que realizaron los trabajos, fueron los estadounidenses Barry Wilmore, comandante de la tripulación de seis miembros de la estación, y Terry Virts, un ingeniero de vuelo.
Sin embargo, tras terminar los trabajos se constató el hallazgo de agua en el casco de Virts, lo que elevó las preocupaciones sobre la seguridad de los trajes de la Nasa.
El agua se había acumulado “en la parte frontal de su casco, a la altura de los ojos”, dijo la astronauta italiana Samantha Cristoforetti a la misión de control en Houston, Texas, EE.UU.
Según se informó, el incidente no tuvo la gravedad de uno similar en 2013, cuando casi se aho- gó el italiano Luca Parmitano. Este astronauta debió volver a toda prisa a la estación cuando comenzó a acumularse agua en su casco.
Justo la semana pasada, la Nasa había informado que sus ingenieros estaban preocupados por frecuentes problemas en los sistemas de control de temperatura de los trajes espaciales, entre ellos el agua y la condensación.
Wilmore y Virts efectuaron la primera salida de más de seis horas el sábado. Y para el próximo domingo está previsto que realicen otra salida orbital para completar la instalación de más de 110 metros de cable.
Los trabajos de los astronautas están destinado a preparar la EEI para recibir las naves comerciales tripuladas o taxis espaciales de EE.UU., los que son resultado de la privatización de los viajes al espacio, luego que la Nasa pusiera fin a la era de los transbordadores, en 2011.
Por esta razón, la agencia norteamericana convocó el año pasado a una licitación a la que se presentaron tres empresas con sus prototipos. Los modelos ele- gidos fueron el CST-100 de Boeing y el Dragon de SpaceX.
Rusia hasta el 2024
Además de la Nasa, la EEI es administrada por cinco agencias similares, entre Roscosmos de Rusia, que ayer anunció que planea seguir vinculada a la estación solo hasta 2024, porque construirá su propia plataforma. Así lo establecen las directrices del programa de vuelos espaciales tripulados de este país hasta el año 2030, aprobadas la víspera por el Consejo Técnico-Científico del Roscosmos.
Después de 2024, los rusos se crearán una estación orbital rusa a base de módulos que se separarán de la EEI, lo que “permitirá cumplir la tarea de garantizar a Rusia su acceso al espacio”, según el comunicado publicado por Roscosmos en su página web.
El programa espacial ruso también contempla estudiar la Luna con ayuda de aparatos automáticos tanto desde la órbita lunar como desde de la superficie del satélite natural de la Tierra. Además, Rusia planea realizar vuelos pilotados a la Luna.