A Wanderers le falta altura
Los porteños cayeron por 1-0 en su visita a Universidad de Concepción. Dejaron la ocasión de ponerse, con una victoria, en la cima del torneo. El Campanil, en tanto, celebra su ingreso temporal a la liguilla.
Tal como el miércoles pasado, cuando tenía la ocasión de alcanzar la cima del Torneo de Clausura, ayer nuevamente Santiago Wanderers volvió a demostrar que no está hecho para las grandes ocasiones. Si frente a Audax Italiano, cosechó apenas un empate en Valparaíso, ayer fue un tímido visitante ante Universidad de Concepción. Y esta vez, el resultado fue peor: perdió 1-0.
Los minutos iniciales parecieron ratificar la condición de candidatos con que los porteños llegaban a la Octava Región. Con mucha presión sobre la salida de los locales, parecía que era cuestión de persistencia para desequilibrar el juego a su favor. Tuvieron el gol en algunas ocasiones, pero también sucedió lo mismo con los penquistas. Un equilibrio precario, que no garantizaba dominio para ninguno, pese a que Cristian Muñoz tuvo que mostrar su experiencia y buenos reflejos en algunos momentos, como sucedió con una chilena de Carlos González y la inmediata insistencia de de Ronnie Fernández.
En eso estaban, sin que ninguno pudiera decir que contaba con el control cabal del partido, cuando el balón llegó a los pies de José Huentelaf, quien desde la derecha envió un centro preciso para la entrada del Alejandro Camargo.
El acierto descolocó al aparente candidato y, en los minutos finales, sus dudas parecieron crecer.
El reinicio ratificó lo anterior, cuando Gabriel Vargas probó con un derechazo que se fue alto, respondido por un ataque caturro concluido sin éxito por Fernández.
El encuentro, a esas alturas, era más intenso que bien jugado. La presión que ambos ejer- cían producía imprecisiones aquí y allá, lo que de algún modo servía a los intereses de quien iba en ventaja.
Quizás por eso, buscando certeza en el pase, fue que Alfredo Arias envió a la cancha a David Pizarro en luchar de Andrés Robles.
La eficacia de la medida fue relativa, porque si bien el ex Fiorentina lograba hilvanar alguna acción con toques y pases largos, poca sintonía encontraba en algunos compañeros, sobre todo en el caso de Carlos Muñoz y el ingresado Álvaro Ramos.
Por eso, fue que la mejor atajada del segundo tiempo corrió por cuenta de Mauricio Viana, quien le sacó un zurdazo alto a Fernando Manríquez, cuando los hinchas locales ya celebraban un gol que, a esas alturas, cerraba el destino del compromiso.
Luego, el arquero de los visitantes volvería a mostrar sus capacidades al desviar un tiro del juvenil Felipe Fritz, una situación que volvía a poner a los verdes al desnudo, en cuando a la carencia de fortaleza de su zaga y de sus convicciones.
La pregunta queda flotando. Arias apostó por lo que tenía (marcadas las notorias ausencias de Franz Schultz y Ezequiel Luna) y eso implica apostar por un plantel construido en casa (casi en un 90 por ciento), con muchos jóvenes con talento y habilidades para ser un poder futuro. Por ahora, no obstante, esos jóvenes parecen insuficiente argumento para luchar por un campeonato donde los grandes han dado todas las ventajas imaginables.
Para el Campanil, en tanto, llega el premio temporal de clasificar a la liguilla de la Copa Sudamericana. Y eso parece suficiente premio para el esfuerzo realizado por un entrenador criterioso, como Ronaldo Fuentes, y un plantel con la experiencia que a Wanderers le falta.