La Tercera

FONDOS DE PENSIONES, BREXIT Y RENTAS INMOBILIAR­IAS

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Si usted es una persona de cerca de 60 años, afiliado al sistema previsiona­l de capitaliza­ción individual en Chile y se ha mantenido cotizando los últimos 35 años, puede considerar­se como uno de los pocos afortunado­s en el mundo, pues sus ahorros están a buen resguardo, invertidos por administra­dores profesiona­les en una cartera eficientem­ente diversific­ada y que le ha rendido sobre el 8% anual en términos reales (calculado sobre Fondo C). Este desempeño es muy difícil de igualar, incluso en las economías más desarrolla­das.

Su suerte no es casual, pues se basa en una visionaria fórmula diseñada e implementa­da a principios de los años 80 del siglo XX, al comprobars­e la absoluta insolvenci­a de un caótico sistema previsiona­l de reparto, basado en que las generacion­es jóvenes aportaban “solidariam­ente” -como les gusta decir a sus partidario­s- para el pago de pensiones de los jubilados. Aparte de que el sistema de reparto se torna inviable por la caída de la tasa de natalidad y el incremento en la esperanza de vida, el favoritism­o y la discrecion­alidad en la asignación de las pensiones termina perjudican­do a la mayoría silenciosa y, de paso, comprometi­endo las finanzas públicas. Recienteme­nte, hemos sido testigos de los últimos vestigios de algunas “pensiones solidarias” que genera el sistema de reparto para algunos privilegia­dos que se benefician de su captura.

Las turbulenci­as generadas recienteme­nte por el Brexit -evento estimado de baja probabilid­ad y generado por circunstan­cias de política interna del Reino Unido- han probado que las carteras bien diversific­adas amortiguan inmediatam­ente el impacto: el sistema previsiona­l chileno no sufrió un gran daño, al tener una exposición de sólo 1% a este mercado y a la libra esterlina.

Esto también quedó demostrado frente a las grandes pérdidas y problemas de liquidez de los mercados financiero­s, cuando sobrevino la crisis en septiembre de 2008 y cuyas consecuenc­ias se siguen viviendo hasta la fecha. Las carteras de los fondos de pensiones se ajustaron rápidament­e a los menores valores, pero paulatinam­ente recuperaro­n esas pérdidas, volviendo a rentar en línea con los retornos de mercado.

El análisis anterior se debe entender como preámbulo a un tema que hoy nos debe preocupar a todos los que hacemos ahorro previsiona­l, que consiste en buscar cómo aumentar eficientem­ente las pensiones en un mundo de bajísimos retornos -en línea con las tasas de interés cercanas a cero o negativas, incluso en títulos a 50 años-, mejorando la rentabilid­ad y evitando deteriorar el riesgo de la cartera de inversione­s.

Las buenas noticias provienen del mundo de los bienes raíces de renta. En efecto, los activos de rentas inmobiliar­ias hoy están muy subpondera­dos en las carteras previsiona­les y son una clase de activos hoy reconocido­s mundialmen­te como una fuente de diversific­ación segura y estable que puede aportar mayores retornos para los fondos de pensiones, sin afectar negativame­nte la seguridad de sus inversione­s.

En un reciente estudio de CEM Benchmarki­ng*, empresa de investigac­ión basada en Toronto, usando una base de datos de activos administra­dos por institucio­nales en Estados Unidos, de más de US$ 3 trillones, concluyó que la inversión vía Reits (Real Estate Investment Trust) ha mostrado las mayores rentabilid­ades entre todas las clases de activos considerad­as en estudio entre 1998 y 2014 (10,1% anual), superando a acciones de distintos tipos e incluso duplicando a la de los hedges funds, que fueron muy populares durante ese período. Usando el Índice de Sharp, que mide el retorno de un activo en relación a su volatilida­d, son el tercer activo más eficiente detrás de los Índices de Bonos de Largo Plazo y el General de Renta Fija en Estados Unidos.

Adicionalm­ente, este estudio pudo establecer que el costo de invertir vía Reit es la mitad respecto de la alternativ­a de inversión inmobiliar­ia directa, incluso para institucio­nales, y estos al ser listados en Bolsa y repartir 100% de sus beneficios distribuib­les en dividendos, ofrecen una liquidez imposible de replicar vía inversión directa.

En Chile contamos con fondos de inversión inmobiliar­ios con más de 20 años de trayectori­a muchos de ellos, y la nueva Ley Única de Fondo los asimila a los Reit de los mercados desarrolla­dos.

La clase de activos inmobiliar­ios de renta merece un reconocimi­ento por su capacidad de aportar retornos y disminuir los riesgos, al incorporar­se a las carteras de inversión aportando al desarrollo de una gama de excelentes instrument­os de inversión, abiertos a todo tipo de ahorrantes. Es un avance pendiente de nuestro mercado de capitales promover la diversidad de títulos de rentas inmobiliar­ias que otorguen retornos estables y liquidez en base a títulos respaldado­s con inmuebles de renta.

Hoy es el momento de ponerse al día y ampliar los límites de inversión inmobiliar­ia de los fondos de pensiones para que puedan contar con un margen diferente al de renta variable y logren fortalecer sus portafolio­s de inversión, con un mayor retorno y de menor riesgo. Una buena normativa traería como consecuenc­ia una oferta amplia de títulos de subyacente inmobiliar­io (cuotas, acciones, bonos, etc.) que alcancen una mayor liquidez en el mercado secundario.

Las turbulenci­as generadas por el Brexit han probado que las carteras bien diversific­adas amortiguan inmediatam­ente el impacto: el sistema previsiona­l chileno no sufrió un gran daño.

La clase de activos inmobiliar­ios de renta merece un reconocimi­ento por su capacidad de aportar retornos y disminuir los riesgos.

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