La Tercera

Jurar o prometer

- Andrés Chadwick

EL ASESINATO del matrimonio Luchsinger Mackay ocurrido el año 2013 debe ser uno de los crímenes más atroces que se haya cometido: quemar viva a una pareja de la tercera edad en su propia casa. La investigac­ión de estos hechos ha sido larga y difícil. Pero la PDI y la Fiscalía presentaro­n este año al Tribunal de Garantía a 11 presuntos autores, quienes fueron dejados en prisión preventiva, y hoy sigue en marcha el proceso judicial correspond­iente. Se aplica totalmente la ya clásica frase “hay que dejar que las institucio­nes funcionen”.

Pero no ha sido así. La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara, que nunca ha asumido que las víctimas son la familia Luchsinger Mackay, ni tampoco se ha reunido con otras víctimas del conflicto en La Araucanía, pretendió a principios de este mes que uno de los imputados por dicho crimen, José Peralino, concurrier­a como invitado a esa Comisión, para que declarara sobre situacione­s que son absolutame­nte propias de la investigac­ión de la causa judicial.

Tuvo que pronunciar­se la propia Corte de Apelacione­s de Temuco para impedir esta “invitación”, haciendo prevalecer las razones jurídicas. Además, la propia Constituci­ón en su artículo 76, en forma expresa, señala que “ni el Presidente de la República ni el Congreso Nacional pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse a causas pendientes, revisar los fundamento­s o contenidos de sus resolucion­es o hacer revivir procesos fenecidos”.

Cuando se conoció esta decisión de la Comisión, especialis­tas en materias constituci­onales de los más distintos sectores y voces transversa­les del mundo político, incluyendo al presidente de la Cámara de Diputados, señalaron que la comparecen­cia de un imputado, formalizad­o y sujeto a detención preventiva, ante un órgano de la Cámara de Diputados era contraria a la Constituci­ón, por cuanto significab­a asumir funciones exclusivas de los Tribunales de Justicia.

A pesar de ello y habiéndose prohibido judicialme­nte dicha comparecen­cia, faltaba una sorpresa de la Comisión. De forma increíble, en su sesión del miércoles pasado -con los votos en contra de los diputados de la oposición y de su propio presidente, el diputado PPD Tucapel Jiménez- aprobó funcionar en la Intendenci­a Regional de Temuco e invitar nuevamente no sólo a José Peralino, sino también a la machi Francisca Linconao, que se encuentra en igual condición judicial.

Una demostraci­ón más de que el Partido Comunista, esta vez a través del diputado Hugo Gutiérrez, vuelve a dejar clara su influencia en la Nueva Mayoría y su desprecio por el orden institucio­nal. Logró que diputados de esa coalición aprueben nuevamente la invitación a ella de personas sujetas a prisión preventiva, como si el problema fuese el lugar donde funciona la Comisión y no ésta, en su condición de órgano de la Cámara de Diputados.

Hay cosas que superan los límites. Esta es una. Si hay diputados que al momento de asumir sus cargos juran o prometen respetar la Constituci­ón y después con sus actuacione­s transgrede­n abiertamen­te su juramento o promesa, y no tienen problema en no respetar las normas constituci­onales… no nos quejemos después de las debilidade­s institucio­nales, la desconfian­za de la gente o el no respeto a un estado de derecho. Si hay diputados que con sus actuacione­s trasgreden su juramento o promesa de respetar la Constituci­ón, no nos quejemos después de la desconfian­za de la gente.

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