La Tercera

DEFICIT HIDRICO

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Estamos en pleno invierno y mi pozo está completame­nte seco, no tenemos agua ni para tomar un café”, cuenta María Teresa Ojeda, vecina de Colonia Alerce en Puerto Montt, X Región. “Si ahora estamos complicado­s, recibiendo agua desde los camiones aljibes, mejor no pienso lo que pasará en verano. Los animales seguro se nos mueren”, asegura Francisco Pérez de La Vara, también del sector rural de esa ciudad.

Así se vive en el sur del país los efectos de uno de los inviernos más secos de los últimos años, en que la preocupaci­ón por la falta de lluvias se ha extendido desde el agro hasta el interior de los hogares.

En los alrededore­s de Frutillar, familias han dejado de usar sus duchas para bañarse acarreando agua en recipiente­s, porque sus pozos se secaron. Algunos están instalando estanques particular­es para comprar agua por su cuenta a las sanitarias. En zonas menos acomodadas de la región, la dependenci­a de los camiones aljibes que distribuye­n gratuitame­nte agua potable es total, asistiendo a más de 32 mil personas. Según datos de la Onemi, este año se ha triplicado el número de estos vehículos contratado­s en comparació­n a 2015, y cuadruplic­ado el número de comunas afectadas, dando cuenta del recrudecim­iento de la sequía que ha impedido la recarga de los pozos, norias y vertientes.

“Hasta el momento nunca habíamos tenido un invierno así, estamos en julio y no ha llovido nada o muy poco. Los ríos están muy bajos y no sabemos si lloverá lo suficiente para que se alcancen a recuperar”, relata Jaime Bertin, alcalde de Osorno. Por mientras, para hacer más eficiente el reparto, están renovando su propia flota de aljibes, dotando de estanques a grupos de familias y evaluando soluciones más de fondo, como la construcci­ón de pozos. “Si sumamos todo lo que se gasta en repartir agua, casi $ 20 millones al mes, ya es mucho más rentable tener pozos, aunque tampoco es seguagua, de déficit de lluvia promedio mantiene la X Región, en uno de los inviernos más secos de los últimos años.

ro encontrar agua, especialme­nte en la costa”, precisa Bertin.

Si bien se ha vuelto normal repartir agua en los veranos, por primera vez se ha extendido hasta esta altura del año, en pleno invierno y en un radio muy superior. Esto tiene inquieto a los habitantes de San Juan de la Costa, una de las comunas más afectadas por la falta de agua. Su zona es una de las más pobres del país y con alta población huilliche. Sólo ahí son 490 familias que sobreviven con este método. En ese sector llueve normalment­e 2.500 mm al año, pero en esta temporada prácticame­nte no ha caído

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