La fiebre por salir corriendo de Chile
Los plazos en el fútbol se acotan cada vez más. De un tiempo a esta parte, se ha vuelto una práctica común que jugadores muy jóvenes de Sudamérica partan a Europa a continuar -o si se quiere, incluso, iniciar- sus carreras deportivas. No es extraño, entonces, que potencias del Viejo Continente mantengan una búsqueda constante de la nueva promesa. La nueva estrella. Por lo mismo, los millones de dólares se mueven de un lado a otro por imberbes deportistas que apenas alcanzan la mayoría de edad.
Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay se han convertido en verdaderos exportadores de jugadores. Las ligas de primer, segundo y hasta tercer orden en Europa se nutren de los jóvenes de este lado del mundo. Chile, en tanto, ha comenzado lentamente a entrar al negocio.
La opción de Jeisson Vargas, extremo cruzado de apenas 18 años, de ir al Bologna de la Serie A italiana instaló de nuevo el tema. ¿Existe una edad adecuada para partir a jugar al extranjero? ¿Hay requisitos que cumplir antes de dar el gran paso en la carrera de un jugador? La respuesta, al menos para los entendidos, parece clara: no hay recetas. Sí muchos casos dignos de estudio y análisis. Aunque todos diferentes entre sí.
Hay jugadores que salieron de Chile muy jóvenes y lograron desarrollar una buena carrera. David Pizarro, por ejemplo, que partió de Chile a los 20 años (aunque volvió a préstamo durante la primera temporada). O Jaime Valdés, que dejó el país con apenas 19. Lo propio ha hecho Arturo Vidal, quien se fue de Colo Colo al Bayer Leverkusen con 20 años y, desde entonces, su carrera no ha dejado de ir en ascenso. O Mauricio Isla, quien también se fue con 20 años, pero sin siquiera haber debutado en Primera División.
También están los otros casos. De aquellos que se van persiguiendo un sueño, pero llegan a sus destinos y no consiguen desarrollarse. Algunos terminan deambulando por uno u otro equipo, sin lograr nunca el gran anhelo. Otros acaban retornando a Chile, con su carrera truncada o estancada, con la única esperanza de empezar desde cero. De ésos, sobran los ejemplos. ¿Dónde radica la diferencia? Según Carlos Pedemonte, jefe del área formativa de Colo Colo, “lo ideal es que los jugadores logren completar el proceso formativo antes de partir”, aunque destaca que la evaluación “debe hacerse caso a caso”.
Misma opinión tiene José Sulantay. El adiestrador de las últimas dos mejores selecciones nacionales sub 20, Holanda 2005 y Canadá 2007, estima también que no se pueden establecer comparaciones ni esbozar directrices absolutas. También cree en el caso a caso. “Lo importante”, estima el adiestrador, “es preparar a los muchachos. No sólo en lo futbolístico. También en lo psicológico”, dice. “Hay que enseñarle a los jugadores a manejar la ansiedad, la presión, la soledad, la fama, el reconocimiento... No basta con que un chico sea talentoso, se necesitan otras cosas para estar realmente preparado para dar el salto. Y no depende necesariamente de la edad”, explica.
Mario Salas, director técnico de Universidad Católica, está de acuerdo y también cree que “cada jugador es distinto”. “Hay futbolistas que se van jóvenes y no vuelven nunca más. Depende de la madurez de cada uno y, por cierto, de muchos factores externos”, añade. El Comandante cree, además, que la venta de un valor joven se relaciona también de la política institucional de cada club. “A veces es necesario vender a los jugadores para cuidar el flujo de caja. Es difícil retener a un jugador cuando le ofrecen sueldos muy altos. No hay verdades en todo esto. Hay que sopesar cada caso tomando en consideración muchas variables”,
Jeisson Vargas celebra un gol en San Carlos de Apoquindo. acota.
Según el juicio de Francesco Barbera, agente de jugadores, “la fortaleza mental es la clave. Y eso se puede adquirir a diferentes edades”. “Hay que preparar mentalmente a los jugadores desde niños. Así es como se mueve esto hoy en día”, puntualiza. Barbera añade que Chile debe actualizarse en la materia. “Los equipos chilenos deben fortalecer sus relaciones internacionales”, asegura, y agrega: “Hay que hacerlo porque los jugadores chilenos están siendo cada vez más cotizados afuera. El tema, seguro, va a ir en aumento. Esta generación bicampeona de América abre puertas. Aunque hay que tomar buenas decisiones, analizando cada caso de manera particular, porque no sirve que los jugadores vayan y vuelvan”, cierra.
Rodrigo Cauas, psicólogo deportivo, se hace parte del asunto. “La formación que le estamos entregando a los jugadores no está completa. No lo estamos haciendo bien. Esto nos incumbe a todos los que estamos en esto: hay que preparar mejor a los jóvenes, en lo deportivo y en lo emocional”, puntualiza. El profesional cree que “a los 18 años no está completo el proceso, aunque sí hay algunos que maduran más temprano que otros”. Añade que “hay que cuidar el entorno de los jugadores. En general son los factores externos los que hacen que un deportista tome una buena o una mala decisión respecto de su futuro”, expresa. “No hay que olvidar que se está hablando de adolescentes que, en muchos casos, tienen un montón de carencias. A esa edad son muy influenciables”, complementa.
Mientras, Edorta Murúa, jefe del área formativa de Universidad de Chile, igualmente piensa que no hay que apurarse y que el análisis debe hacerse en cada caso de manera particular antes de tomar una decisión. “Todo jugador tiene un proceso de madurez distinto y debe saber llevarlo, no tener prisas. Cuando hablo de prisas hablo de parte de los clubes, de los jugadores, de los agentes, de la familia... De toda la gente que debe aconsejarlo para la toma de una decisión”, asegura.
Finalmente, cuenta que en la U se intenta que los jugadores “vean que todo es un proceso”. “Si te saltas una parte del mismo, dejas de experimentar algo. Eso transmitimos. Los jugadores tienen que dar los pasos que corresponden”, dice el vasco.
Jeisson Vargas es el último gran ejemplo del posicionamiento de los jóvenes chilenos en los ojos del mundo y de sus propias ansias por partir enseguida. El éxito o fracaso, sin embargo, no parece asociado al talento. Es sólo cuestión de madurez.