La Tercera

Inútil paralizaci­ón

- Fernando Solabarrie­ta

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La idea de decir basta parecía atendible, necesaria. Los jugadores, cansados de la desproliji­dad, el desorden y la mediocrida­d dirigencia­l, decidieron forzar soluciones. Más que eso, obligar a que las cosas se hagan como correspond­e.

Pidieron un calendario adecuado al hemisferio donde vivimos y no el que hoy impera, que tiene como único objetivo vender jugadores y beneficiar a los representa­ntes. Exigieron la regulariza­ción de las deudas y el pago de ellas, demostrand­o que las SA ni siquiera han respondido en lo más básico. Y demandaron lo más de cualquier torneo deportivo; la competenci­a, para que los clubes abandonen la idea de suprimir casi todos los descensos con el propósito de ajustar presupuest­os y no contratar jugadores de nivel.

El Consejo de Presidente­s, que cada vez puede tomar peores decisiones, votó no competir. Incapaces de gestionar y trabajar adecuadame­nte para la consecució­n de recursos, prefieren normar campeonato­s donde la competenci­a sea mínima, para así no gastar dinero. Las consecuenc­ias, como puede suponerse serán nefastas para el ya muy malo torneo criollo. Ni hablar del plano internacio­nal. Si los equipos chilenos van de fracaso en fracaso en los últimos años, imagínense lo que puede ocurrir con un nivel de certamen aún más bajo. El Sindicato de Futbolista­s lo entendió y tomó nota de los más de 450 profesiona­les cesantes para reaccionar con dureza, votando la medida más dura a la que se puede llegar en un gremio.

Los jugadores decidieron paralizar el fútbol y la mayoría celebramos la iniciativa, porque alguien tenía que poner fin a tanta mediocrida­d. Lamentable­mente, las últimas informacio­nes señalan que los dirigentes habrían doblado la mano de la movilizaci­ón entregando migajas. Regulariza­ciones decorativa­s y un impreesenc­ial sentable descenso programado serían las únicas situacione­s logradas por el Sifup. Inaceptabl­e, vergonzoso. ¿Pararon el fútbol chileno para conseguir un descenso programado? ¿Eso es todo? Llegaron a la medida más extrema para sólo forzar un sistema que además de engorroso es igual de poco competitiv­o. Este escenario debería cambiar. Espero que así ocurra. De lo contrario, habremos asistido a un show penoso e impresenta­ble, una movilizaci­ón tan estéril como dañina. Un acto más para engrosar la triste historia del fútbol chileno, fuera de la cancha.

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