Maltrato a los profesores
Señor director:
Las estadísticas de la Superintendencia de Educación arrojan datos preocupantes: de 2015 a 2016 aumentaron de 2.174 a 2.723 las denuncias relacionadas con bullying: maltrato a estudiantes, agresiones sexuales, discriminación y maltrato a profesores.
Hoy existen mecanismos que retratan estas situaciones, y hay conciencia de denunciar los hechos. Pero hay una tarea social y educacional más que legal pendiente, pues las diversas formas de violencia en los centros educativos son reflejo de la violencia en el mundo.
El Papa Francisco advierte del fenómeno de la “globalización de la indiferencia”, expresada en la actitud de “quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda o se evade para no ser tocado por los problemas de los demás”. La indiferencia frente al otro también recae en profesores denunciados sin mayores justificaciones. En razón de la discriminación, cualquier argumento parece válido mientras la honra del profesor es sometida a juicio popular.
Hay una creciente sensación de desprotección; los profesores se sienten de manos atadas frente a las amonestaciones a sus estudiantes, y existe una sensibilidad extrema frente a los llamados de atención. Es tendencia que muchos estudiantes, ante la primera discordancia, amenazan a sus maestros, pisotean su autoridad y los dejan en estado de vulnerabilidad.
El profesor, como educador, debe actuar con tal libertad que le permita al alumno equivocarse y desilusionarse, para que tome conciencia de que con el otro no se juega.