Cambio tecnológico y empleo
Me contaba un amigo hace poco que, luego de perder su empleo como ingeniero en una compañía minera, había decidido convertirse en conductor de Uber -usando su propio automientras encuentra otro trabajo en su área de conocimiento. Tiene razón mi amigo en no tomar esta nueva “pega” como definitiva, porque arriesga a perderla en un futuro no tan lejano. En efecto, en algún tiempo más, Uber habrá cambiado su modelo de negocios y ofrecerá sus servicios en automóviles sin conductor. No es ciencia ficción. Acabamos de enterarnos que Singapur autorizó un plan piloto de taxis sin conductor, como primer paso en la dirección de hacer de esto una experiencia masiva. Y eso que aún no terminamos de sorprendernos por la forma en que funciona
Uber y otras empresas similares que aprovechan la creciente conectividad digital de las personas.
Y si se trata de cambiar humanos por máquinas, la robótica es ya una realidad en diversos procesos industriales. Incluso en China, que cuenta casi con un tercio de los robots industriales del mundo a pesar de tener una enorme disponibilidad de mano de obra. Se estima que en cinco años más, habrá computadores que tendrán la capacidad de procesar información a la misma velocidad que la mente humana, por lo que los algoritmos de inteligencia artificial podrán llevar a que un robot sea capaz de razonar como una perso- na. La amenaza al empleo de las personas de diversas áreas de servicios es evidente: empleadas domésticas, auxiliares, secretarias, operadoras telefónicas, etc., debieran preocuparse.
La Internet de Todo (IoE), que es la conexión en red de personas, procesos, datos y cosas, ya en 2015 contemplaba 100 mil millones de dispositivos conectados, cada uno de ellos con más de una docena de sensores recopilando datos. Esto llevará a una economía de más de un billón de sensores que, a su vez, darán lugar a una cantidad inimaginable de datos, la que, adecuadamente procesada (big data), permitirá determinar gustos, preferencias y necesidades a nivel de cada persona. Ello obligará a un cambio dramático del marketing y la publicidad, así como se afectará la actividad y el modelo de negocios de los medios de comunicación. Una vez más, las personas con oficios afines (publicistas, periodistas, cineastas, etc.) se verán perjudicadas.
La big data permitirá también el desarrollo de diagnósticos médicos muchísimos más precisos que los actuales, los que incluso podrán ser hechos por los mismas pacientes, asistidos por internet, una app del celular o aparatos robóticos. Puede entonces disminuir la demanda por médicos, paramédicos, enfermeras y otras profesiones similares, al menos tal como las conocemos hoy.
Al guiso anterior podríamos agregar el potencial de la nanotecnología para cambiar radicalmente los procesos industriales, o el uso de las impresoras 3D para producir casi cualquier cosa en el garaje de la casa, cuestiones que también representan grandes retos para el empleo tradicional.
¿Qué desafío representa entonces el avance tecnológico del tipo descrito –hay mucho más- para las políticas públicas preocupadas de conseguir que el desempleo agregado sea el mínimo posible? De lo que se trata es que, así como se pierden puestos de trabajo en sectores que son superados por la tecnología, haya creación de empleo –y actividad- en los sectores emergentes. Como línea general, lo más relevante es que las personas puedan adaptarse con rapidez y seguridad a los cambios, es decir, que puedan reinventarse sin traumas e incluso con la oportunidad de obtener mejoras de ingreso y calidad de vida. Esto requiere repensar la educación, la capacitación y la flexibilidad, tanto de las normas laborales como de las normas que afectan el emprendimiento. Si pensamos en Chile, es fácil ver que los programas de estudio de la educación formal no cumplen el objetivo, los planes de capacitación son muy ineficaces, las normas laborales están cambiando hacia menos, no más, flexibilidad, y hay muchas normas y regulaciones que dificultan el emprendimiento. Estamos, entonces, ante una enorme tarea por hacer y pocos que estén pensando correctamente en esta dirección. Aún peor, casi nadie habla de esto.