Una noche de pesadilla
Colo Colo cayó ante Iquique como local y agudizó sus problemas. Los problemas defensivos otra vez los pagó caro el cuadro albo. Pablo Guede sigue sin encontrar el equipo y las ideas hoy escasean.
De nada sirve dominar prácticamente todo el partido. Menos ahogar al rival en los últimos 25 metros. Tampoco meter hasta 8 hombres en el área en cada ataque si casi siempre la jugada terminará en un centro cómodo para el arquero. Todo eso resulta inoficioso si cada vez que te llegan, te convierten. No una, sino dos veces, como ha sido en cuatro de los cinco partidos del torneo. La mandíbula de cristal que padece el cuadro albo, propensa a quebrarse ante cada golpe seco del rival de turno, bota cualquier idea que pregona su técnico.
Colo Colo cayó como local por tercera vez en el campeonato, esta vez ante Deportes Iquique, y dejó en claro que está lejos de ser el equipo que pretende su técnico Pablo Guede. Hoy, el Cacique es un cuadro predecible, con poca garantía física para aguantar la intensidad durante buena parte del partido, y para colmo, con serios problemas defensivos que termina pagando caro. Es verdad, no todo se le puede cargar a los hombres del fondo por el duro presente, pero poco ayudan a la causa.
Ayer, ofrecieron todos los regalos posibles para que la visita los aprovechara. Fueron dos goles, pero pudieron ser perfectamente un par más. Garcés, que esta vez no tuvo responsabilidad alguna en los goles, ya no tiene explicación para esta debacle.
Así vive este Colo Colo de Guede, que parece contagiado de un discurso de protagonismo desmedido, pero que en la cancha muestra poco vuelo en ataque. Y que defiende cada vez peor. Los goles de Iquique
“Lo único que debemos hacer es ganar y dejar de cometer los errores que estamos cometiendo”. reflejan estos graves síntomas que padecen los albos cerca de su área. En el primer gol, Charles se elevó solo, mientras todos los colocolinos que estaban cerca lo miraban como espectadores de lujo. El pivoteo lo aprovechó Ramos, quien con un taconazo abrió la cuenta. En el segundo, Lopes quedó inexplicablemente solo en el área, mientras Zaldivia perdía la marca sin justificación. Así, el lateral sólo tuvo que poner el frentazo para cerrar el marcador.
Colo Colo, después de esos dos golpes letales, entró en una confusión tremenda. Los primeros minutos, auspiciosos desde lo ofensivo, no los pudo mantener ni en ideas ni en intensidad física. Entonces, todo quedaba supeditato a algún centro milagroso o a un arresto individual que nunca llegó.
No parece a esta altura un problema de veteranos o de jóvenes. El tema de fondo en este Colo Colo es que no puede sostener una idea. Porque en un mismo partido muestra diversas caras, algunas irreconocibles para el nivel de sus jugadores. Por ejemplo, Paredes no encuentra su lugar en la cancha. Ante Iquique no tuvo una sola chance de convertir. Y eso que los nortinos jugaron más de 50 minutos con un hombre menos. Ni siquiera esa situación pudo aprovechar el equipo de Guede, que vio todo el segundo tiempo de su equipo echado en el asiento del banquillo, en clara señal de resignación por lo que veía en la cancha.
Colo Colo sumó su tercera derrota seguida en Macul y los fantasmas ya se instalan sobre un plantel que no parece entender el plan de Guede. Mientras, en esa búsqueda, paga caro la mandíbula de cristal que padece cada vez que lo atacan. Así, los triunfos parecen muy lejanos por ahora.b