ROBOT ERES FORMIDABLE
Britney Spears
Los últimos reportes de Britney Spears tienen algo de escalofriante, en compañía permanente de un chaperón, inhabilitada para cotidianidades por decisión judicial, lobotomizada por el éxito. En los videos captados de su residencia en Las Vegas luce robótica, sin chispa, siguiendo coreografías que parece recordar apenas. Por lo mismo resulta aún más increíble este retorno discográfico, fácil entre sus mejores títulos. Todo ese erotismo plástico que por años integró su paleta artística, canciones plagadas de quejidos autómatas que parecían el relato de una película porno con exceso de silicona y depilado, muta en canciones sofisticadas de electrónica bailable y medios tiempos donde ejerce distintas personalidades, exigiendo a una garganta que -tal como Janet Jackson- nunca fue muy dotada, pero si reconocible.
No es que sus motivos hayan cambiado. Las letras siguen abordando invitaciones a sesiones de sexo con los contornos de una cinta para adultos y amoríos descritos con la pluma de un libreto de teleserie. Pero Glory explora variables rítmicas y otras capas de sonido menos chillonas y más etéreas, conjugadas con gusto. Britney Spears al fin aprendió que puede seducir sin ser tan obvia. Al fin la reina del pop despertó de su letargo musical.