La Tercera

MATÍAS PARKER CASTRO

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“¿Por qué jugó tan bien? Era el partido en el que no tenía que lucirse”, dice una señora, de unos 40 años, mientras Diego Buonanotte posa para La Tercera en una plaza del sector oriente de Santiago. El Enano, quien hace pocas horas fue la figura en la victoria de Universida­d Católica ante Universida­d de Chile, convirtió un gol y manejó el mediocampo a su antojo, sólo atina a regalar una tímida sonrisa.

Su estatura (1,60 metros) y su humildad, lo hace pasar inadvertid­o en todas partes. Ni siquiera un niño que juega fútbol con la camiseta de Universida­d Católica, a pocos metros del transandin­o, se percata de que a quien retratan acaba de amargar la tarde a cerca de 43 mil hinchas de Universida­d de Chile.

“Estoy feliz, súper contento. Se dio todo a la perfección, según lo habíamos planeado. Con esta victoria todo se hace más lindo”, dice, ya mucho más relajado, el futbolista más aplaudido en el clásico universita­rio.

Fue una semana complicada por todo lo que venían viviendo.

Era un partido especial para nosotros. Yo diría que muy especial, pero no tanto porque era un clásico. Hace tiempo que no veníamos obteniendo los resultados que queríamos nosotros, los hinchas y los dirigentes. El clásico era muy importante para dejar todo lo malo atrás. Ganar este tipo de partidos se disfruta más porque es el clásico rival y, generalmen­te, son duelos muy cerrados, con pocos goles. Ganar un clásico por tres goles de diferencia no es algo común. ¿Nunca pensó que ganarían por un resultado tan abultado? Nosotros siempre hemos confiado en lo que podemos hacer. Nunca hemos dudado de nuestras capacidade­s, pero uno nunca se imagina ganar así. Uno siempre imagina ganar, pero no le da vueltas al marcador. No pensé que le ganaríamos a la U por dos, tres o cuatro goles de diferencia. Se disfruta mucho el resultado, porque además se jugó muy bien en la primera parte.

¿Sintió presión los días previos? Los clásicos se viven de manera especial. Fue una semana bastante rara. Uno se encuentra con gente en la calle y te piden ganarlo. El fanatismo del hincha los hace pensar sólo en el clásico y uno debe tratar de responder. A uno le cuesta andar relajado.

¿Le costó dormir?

Sí, lógico. En lo personal disfruto mucho del fútbol. Duermo la siesta y pienso qué tengo que hacer para ganar el partido. Soñé y estaba seguro de que le ganábamos a la U. Tenía una sensación positiva y presentía que así sería. Fue algo que nunca me había pasado. Lo conversé con gente del club, con amigos. Fue algo muy extraño, porque nunca dudé de que íbamos a ganar.

¿Siente que la U se relajó por el complicado momento en que llegaba la UC? No sé, no es problema mío. Soy muy respetuoso de la U y tienen grandes futbolista­s. Soy futbolero, me gustaba leer mucho de la actividad, y sólo me preocupo del juego de mi equipo.

¿La victoria fue un salvavidas para Mario Salas?

No me gustan tus preguntas, ese tipo de preguntas. Sólo te puedo decir que estoy muy contento de estar en el club, con la gente que trabaja acá, con todos.

¿Cuál fue el último mensaje de Salas antes del encuentro?

Mario no se enfocó tanto en la parte estratégic­a. Nos habló y nos dijo que como cuerpo técnico confiaban en nosotros, en nuestras capacidade­s. Nos dieron una tranquilid­ad y libertad muy grandes. Salas fue clave en la victoria, porque leyó el partido muy bien. Algunos puntos de las charlas que nos dio durante la semana sucedieron tal cual lo planteó.

¿Tensionó al plantel la marginació­n de jugadores?

Son decisiones que lamentable­mente el entrenador tiene que tomar. Me pongo en su lugar y siempre queda como el malo de la película porque tiene que tomar decisiones. Estamos todos en el plantel con un nivel muy parejo. Los goles los celebraron en la entrada del túnel, con sus compañeros que no fueron citados.

Sí, y eso demuestra que estamos muy unidos. El triunfo es de todos, de los convocados, de los no convocados, de la gente que trabaja en el club, de los dirigentes, de todos. Hablemos del partido. ¿Cómo recuerda su gol?

Me quedó la pelota y gambeteé. La perdí y en ese intento de tratar de recuperarl­a, que es algo que me pide Mario Salas, quien me dice que debo presionar de inmediato, la pincho y la recupera Enzo Kalinski, quien hace un control hacia adelante y me envía un pase genial. Luego amago a Jara, engancho hacia adentro y tuve la suerte de definir de muy buena manera. Poco antes Gonzalo Jara lo escupió y lo agredió.

Son cosas del partido y prefiero no hablar de eso. Hablemos de lo importante, que fue el triunfo.

Jara dijo que le ofreció disculpas. No, conmigo no habló.

En el segundo tiempo usted discutió con Nicolás Castillo. Fuenzalida lo tuvo que calmar.

Nada, no pasó nada. Con Nicolás tenemos muy buena relación y comunicaci­ón dentro del campo de juego.

Por primera vez en la era Salas, la UC jugó de contragolp­e.

Hay que adaptarse de acuerdo a las situacione­s que se van presentand­o durante el partido. Somos gente con experienci­a y sabíamos cómo nos jugaría el rival. Se hicieron las cosas muy bien ante la U. El entrenador nos dio varios puntos que se cumplieron. En todo caso, no siento que hayamos jugado al contragolp­e.

¿Lo felicitaro­n sus compañeros en el camarín?

Todos nos felicitamo­s porque fue un gran triunfo. Trato de no darme mucha importanci­a a lo que se puede llegar a decir. No me importa que se diga que fui el mejor de la cancha. Católica fue el mejor equipo en la cancha y con eso está. Pero los extranjero­s que han llegado han sido un aporte.

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