La Tercera

El poder del dinero

- Marcelo Simonetti

El tiempo y sus circunstan­cias han hecho que me convenza de ese dicho que asegura que hay cosas que el dinero no puede comprar. Es cierto que vivimos en una sociedad ultra mercantili­zada. Muchas de las relaciones interperso­nales que establecem­os están mediadas por el dinero y no faltan quienes creen firmemente que la conquista de la felicidad pasa por la cifra que arroja el saldo de tu cuenta corriente. Es más, sé de hombres y mujeres que para sanar su depresión no encuentran mejor receta que ir al mall a vaciar sus tarjetas de crédito.

En el fútbol, las grandes potencias futbolísti­cas se han construido buena parte de las veces a partir de los fichajes millonario­s que pueden contratar en la temporada. Es cosa de revisar lo que ha hecho, por ejemplo, el Manchester City, club que reservó para Pep Guardiola una remesa de 400 millones de euros destinada a contratar refuerzos a su antojo con tal de alzarse en la temporada con el trofeo de la Premier League. Y lo propio ha realizado Manchester United con Mourinho, para quien ha dispuesto una chequera con 250 millones de euros con la que financiar las contrataci­ones para este segundo semestre.

En Chile, el asunto también parece manejarse de la misma forma. Los clubes invirtiero­n de acuerdo a sus urgencias y expectativ­as. La U fue el club que más dinero gastó en refuerzos para este segundo semestre, con un desembolso sobre los cinco millones de dólares. Los universita­rios no sólo fueron el club que más invirtió en Chile, sino que a nivel sudamerica­no están entre las cinco institucio­nes que más gastaron de toda Sudamérica, después de Internacio­nal de Porto Alegre (13 millones de dólares), Sao Paulo (10,5), Boca Juniors (9) y River Plate (9). Además, cuenta con la plantilla más cara del medio local: 480 millones de pesos mensuales.

El otro club que quemó sus naves

POR en inversión fue Colo Colo.

Los albos desembolsa­ron 3 millones de dólares con el fin de armar un equipo a la altura del argentino Pablo Guede. Y como si ese argumento no bastara para decir que los albos tienen su fe puesta en el dinero como remedio para sus males, habría que agregar que son la segunda plantilla más cara del fútbol chileno, con 390 millones de pesos al mes.

Aunque sobre decirlo, ni la U ni Colo Colo han podido levantar cabeza en este torneo. Tras cinco fechas, los azules, llenos de altibajos, figuran en la medianía de la tabla — sin demasiada claridad respecto de lo que podría ser su futuro en el campeonato—, mientras que los albos, contra todo pronóstico, se hunden en la parte baja de la competenci­a.

Como contrapart­ida, Iquique, uno de los clubes que menos invirtió en refuerzos para este segundo semestre, suma una campaña prácticame­nte limpia: con cuatro triunfos y un empate. El equipo de Jaime Vera ha demostrado que más que una billetera abultada, lo que se precisa es inteligenc­ia a la hora de administra­r sus recursos y claridad respecto del discurso que el técnico pretende que sus jugadores interprete­n en la cancha.

Su escolta, Santiago Wanderers, también es un ejemplo digno de imitar. Más allá de la derrota de este domingo ante Antofagast­a, los porteños imprimiero­n sangre charrúa a sus filas al momento de reforzarse. Sin embargo, el grueso de sus jugadores en cancha provienen de su cantera, algo poco usual en los otros clubes.

Confieso, que me gusta ver la tabla con Iquique y Wanderers a la cabeza. No tanto porque tenga un cariño especial por ambos puertos, sino más bien porque es una prueba irrefutabl­e de que el dinero no lo es todo en estos días. Y me atrevería a decir que descansar en él, cuando menos en lo que a los clubes chilenos respecta, es una de las peores recetas para curar los males.

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