CUESTIÓN DE CLASE
Uno. Como toda revolución provino desde la base, desde la zona popular, porque sus letras y melodías integraban el paladar de los más pobres. Juan Gabriel se ganó primero al pueblo, la casta a la que pertenecía, y luego llevó su arte -ese arte que definía como una expresión femenina- a otras esferas sociales. Y así fue el primer artista masivo en presentarse en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México en noviembre de 1990, como un reconocimiento y una declaración definitiva respecto del valor de las expresiones creativas por sobre los asuntos de clase y origen.
Dos. En Chile, entre ser declarado como artista de cabecera por Alex Anwandter y Javiera Mena, genuinos representantes de un pop elitista, y su debut en el Festival de Viña en 1996, hubo un proceso similar. Ahora quizás suena extraño, pero hace 20 años el mainstream local recelaba de su presencia mientras para la gallada era un ídolo incuestionable hacía mucho. Más tarde sucedería exactamente lo mismo con Marc Anthony, fenómenos labrados al margen de la televisión, los reporteros y los especialistas en música popular.
Tres. Los más grandes de la música y el arte siempre conjugan a la manera de alquimistas. Buscan convertir elementos comunes o incluso despreciados en algo extraordinario. Juan Gabriel dispuso del enjundioso cancionero mexicano, ese mapa donde sólo había cabida para machos, charros etílicos o héroes trágicos como su contemporáneo José José, y amasó canciones lacrimógenas y bailables donde su ambigüedad sexual era un condimento que hacía aún más sabrosos los resultados.
Cuatro. México se puede entender sin Luis Miguel, sin Emmanuel, quizás incluso sin Marco Antonio Solís. Pero México es incomprensible sin Juan Gabriel. Resumió la cultura musical de la nación y, tal como otro gigante de su envergadura como Camilo Sesto, es también el autor de su obra y célebre por una garganta sin parangón. Se ha despedido sino en la cúspide creativa, aún como un gran intérprete en plena actividad y con éxito de ventas, así lo registran sus últimos álbumes de duetos y la abultada gira que protagonizaba. Latinoamérica está de luto. Es un ícono el que se marcha.