LA RUDA NO TIENE LA CULPA
Algunos entrenadores dicen que no leen, no escuchan ni ven programas, pero al par de preguntas uno se da cuenta que ven y consumen todo. Desde el análisis sesudo hasta la polémica barata. El tema de la plantita de ruda dio vueltas por el Monumental en estos días y lo anecdótico del asunto se acabó ayer con el gol de Javier Parraguez. Más aún cuando Pablo Guede fue consultado al respecto y declinó referirse al tema. Y claro, la suma de dudas aumenta con los partidos y no especialmente al ritmo de las convicciones (que las hay).
La carga emocional se hace cada vez más espesa de digerir y la necesidad de resultados se está poniendo, peligrosamente, delante de la necesidad de jugar bien ¿Mejoró Colo Colo? Me atrevo a decir que sí. Mostró más calma para salir jugando y tuvo en su línea media la solidaridad que no había encontrado. Rodríguez y Fernández se mostraron más participativos y ampliaron su oferta de pases.
Incluso después del gol encontró mejores caminos para arrimarse al arco de Wanderers, pero una vez más cayó en la desesperación buscando el gol del cierre. Fue tanta su insistencia en sumar gente, que a ratos quedó muy mal parado, vulnerable a una contra que no vino, pero que otros equipos ya le han hecho pagar caro. Llama la atención que, teniendo jugadores de largo recorrido, los albos sigan siendo castigados por errores propios más que virtudes ajenas. Por momentos pareciera que no se conforma con ganar sino que debe incluso pasar por arriba y ponerle el pie encima a cualquier precio. Un costo que ha sido muy alto en el último período.
Las comparaciones son odiosas, pero a veces necesarias. Mario Salas en la UC, por ejemplo, decidió terminar su búsqueda. Encontró el 11, la forma de ganar y de sufrir poco. Podría asegurar que está lejos de ser su ideal futbolístico, pero su equipo está cómodo y empieza a tener resultados. Mientras, Pablo Guede sigue probando nombres, sistemas y organizaciones de juego. Aplaudo la intención, pero todo tiene un límite. La paciencia de la gente y de la directiva ya está llegando al suyo. La ruda no tiene la culpa.