La Tercera

Pega por Martín

Cristián ‘La Cobra’ Salas es el primer pupilo profesiona­l del histórico púgil. El viernes ganó su cuarta pelea en cinco combates.

- Por Augusto Catoia F.

Pega Martín, pega!”, fue uno de los gritos dirigidos el viernes a Martín Vargas en el Teatro Caupolicán, pero ya pegó demasiado. Ahora le toca poner los guantes a otro boxeador, cuyo nombre también se escuchó una y otra vez: “¡Cristián! ¡Cristián!”.

Anteayer, en el mismo recinto, se vio a Cristián La Cobra Salas (30), el primer pupilo profesiona­l de Martín, quien venció en superwélte­r al argentino Obredor por puntos, rompió su invicto de seis peleas y sumó su cuarto triunfo en cinco combates.

“El día que pierda, no peleo nunca más”, dijo Vargas antes de su combate contra Joel García, en 1998. Cayó por nocaut. Luego llegaron sus clases de boxeo a niños y jóvenes, y a ellas fue un día un punk de 16 años. “No me dejaban ocupar el peinado en el Instituto Nacional”, recuerda Salas, pero su apariencia no le importó a su profesor: “Averigué todo de él y era un buen alumno; de su colegio salen chicos buenos y respetuoso­s”. Después, el punk aprendió de la mano de su “papá en el boxeo” y se tituló como psicólogo deportivo.

En 2014, Martín luchaba contra una meningitis hospitalar­ia. “Debuté como profesiona­l cuando estaba hospi- talizado, y le dediqué el triunfo. Lo íbamos a ver bastante, nos daba mucha pena... Y resucitó”, dice Salas.

Con La Cobra, el ex púgil venció algo a lo que se resistía: entrenar a un profesiona­l. “Siempre he dicho que el alumno que desea practicar deporte debe estudiar y la mayoría que tengo son titulados. No quiero que sean cabezas de palo como fue el profesor, que salió bueno para golpear pero para los estudios era bien complicado. Y no quería que entrara al boxeo profesiona­l. No quiero que le pase lo que me pasó a mí. Me robaron, me estafaron, me vendieron, me drogaron...”, justifica Vargas.

La insistenci­a duró dos años. “Tuve unas 50 peleas como amateur y ocho derrotas, y costó convencerl­o. Me dijo que ya tenía mi título profesiona­l, que para qué dejar el boxeo amateur, pero quería darme ese gusto”, relata Cristián. Vargas agrega: “Era de mis alumnos más aplicados, recibido de psicología deportiva. Muy sabio e inteligent­e. Y pega fuerte”.

“Lo que más aprendí de él y del boxeo es que todo es fruto de la constancia y la responsabi­lidad en el trabajo”, afirma La Cobra, quien es coordinado­r del postítulo de psicología social del deporte en la Universida­d Diego Portales y de un programa de integració­n infantil para niños con necesidade­s especiales en el colegio El Porvenir, de Maipú. Se levanta a las 5.45 para correr, entrenar y luego trabajar y, en la noche, volver a ejercitars­e: “Es súper difícil, pero Chile está lleno de luchadores para llegar a fin de mes y lo que hacemos aquí es una lucha más. Me encanta el boxeo. Esto me da vida”.b

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile