Terrorismo y campaña electoral en EE.UU.

LA EXPLOSIÓN de una bomba en el sector de Chelsea, en Nueva York, y el posterior hallazgo de un artefacto similar a pocas cuadras instaló en el centro de la campaña de Estados Unidos el tema de la seguridad y el temor a un nuevo ataque terrorista de grandes dimensiones en ese país, justo cuando se acaban de cumplir 15 años de los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono. Además, al ataque en Manhattan, que dejó 29 heridos, se sumó ese mismo fin de semana un ataque en un mall de Minnesota, donde un hombre, descrito como un seguidor del “Estado Islámico”, acuchilló a nueve personas antes de ser abatido por la policía.

Al margen de la rápida y efectiva reacción de las fuerzas de seguridad de Nueva York y del FBI, que permitieron capturar al responsable del bombazo en menos de 48 horas, y de la prudencia mostrada por las autoridades al evitar alimentar un clima de pánico entre los habitantes, es evidente que los hechos tendrán impacto en la campaña presidencial. A poco más de un mes de las elecciones ningún candidato aparece como claro favorito para ganar en noviembre. Si bien Hillary Clinton supera a Donald Trump por poco más de 30 votos electores, las distancias se han acortado y hay siete estados clave donde el empresario muestra un repunte en los últimos días.

Los hechos volvieron a demostrar la vigencia de la amenaza terrorista y, si bien la indagación en Manhattan está en etapa preliminar, lo sucedido también deja en evidencia el riesgo de que cualquier persona influida por el extremismo yihadista actúe sola. Por ello, los candidatos no sólo no podrán evitar el tema, especialmente en el debate de hoy que concentra grandes expectativas en Estados Unidos, sino que además deberán ser capaces de dar seguridad a sus votantes. Hasta ahora, los sondeos revelan que el más beneficiado con lo sucedido parece ser el candidato republicano, que ha logrado reducir la ventaja que le llevaba Hillary Clinton en votos electorales.